Un posible doble pacto

            El presidente del PSOE, Manuel Chaves, cree que las alianzas estables entre su partido y otras fuerzas políticas van a ser complicadas y que lo más probable es una legislatura similar a la anterior con pactos puntuales para sacar adelante las leyes. No siempre dice lo mismo el PSOE, que otras veces habla de que quiere un pacto estable para toda la legislatura, pero sea como sea, hay una asignatura pendiente ineludible en esta materia: el pacto con el PNV.

            El País Vasco exige algún tipo de solución, que puede pasar por un acuerdo amplio, contando con el ¿nuevo? PP en Euskadi y en España, pero que si algo requiere es un acuerdo central, de partida, entre el PSOE y el PNV, en la medida en que son las dos grandes fuerzas de referencia en el País Vasco. Si Rodríguez Zapatero logra entenderse con el PNV conseguirá además una jugada de billar, en la medida que desactivará la convocatoria del referéndum de otoño y podrá asegurar su propia estabilidad parlamentaria, ya que con los escaños del PNV le bastaría con sumar los del BNG, sin tener que recurrir a más socios.

            Si, por el contrario, el PNV queda fuera de este tipo de acuerdos, no sólo hay riesgo de choque de trenes, sino de que el llamado problema vasco siga ahí enquistado. Es verdad que el PSOE puede gobernar sin el PNV, ya que tiene muchas otras opciones para elegir. No lo es menos que los nacionalistas vascos viven momentos de debilidad. Pero más allá de todo eso el problema sigue estando encima de la mesa y se llama País Vasco. Ahora que el Comité Federal del PSOE le ha dado luz verde para negociar como quiera, es Zapatero quien se la juega, por mucho que él diga que dispone de una mayoría sólida para gobernar con autonomía. De entrada, Iñigo Urkullu, el presidente del PNV, le ha hecho un buen centro de balón, al mostrarse autocrítico y de algún modo ningunear la consulta de Ibarretxe.