OPINIÓN/Víctor Gijón
Indigno, miserable y mezquino
lunes 05 de mayo de 2008, 15:11h
El ex presidente Aznar hizo un alto en el camino en su meteórica carrera por hacer caja, sacando beneficio económico de su colaboración en el desencadenamiento de la matanza iraquí, para estropear el merecido recuerdo institucional a otro ex presidente: Leopoldo Calvo-Sotelo.
Mientras su sucesor al frente del partido, Mariano Rajoy, intenta dejar atrás una legislatura tramposa, de mentiras e insidias con el terrorismo como arma electoral, Aznar utiliza una necrológica para atacar con viejos argumentos al Gobierno de la Nación. No es que se espere mucho de un político que desde que dejara La Moncloa no ha cejado en su campaña de desprestigio internacional del Gobierno de España.
Aznar anda de la ceca a la meca (con perdón) haciendo política anti española y cobrando por ello. A Aznar los grandes magnates internacionales, con intereses en el negocio de la guerra, le han dado un retiro de lujo. El político al que se llenaba la boca de la palabra España renunció a su puesto en el Consejo de Estado para poder coger la pasta que le ofreció Murdoch, el magnate de la prensa inglesa, propietario de algunos de los tabloides más repugnantes y extremistas del mercado.
Aznar fue el conserje de Bush, quien sostuvo la puerta para que el presidente norteamericano y su socio Tony Blair invadieran Irak, provocando una matanza sin límites en ese país que hoy en día, cinco años después, todavía continua. Pues bien el ex presidente incluyó en su recordatorio de Calvo-Sotelo un ataque el Gobierno socialista por el diálogo con ETA.
El dirigente que mintió a sobre la existencia de armas de destrucción masivas para justificar la invasión criminal de Irak y que volvió a mentir sobre la autoría del 11-M para intentar asegurarse un puñado de votos, sigue propalando insidias y mentiras. Lo hizo cuando calificó de “toma de temperatura” su envío de emisarios para hablar con etarras, por cierto todos ellos actualmente en prisión.
Pero no seré yo quien se lo eche en cara. Intentar acabar con ETA es tarea prioritaria para todo dirigente político que se precie. Y nadie debe criticarles por ello, Lo indigno no es dialogar con ETA. Lo indigno, mezquino y miserable es hacer partidismo con el terrorismo. Como hizo y hace Aznar.
Si (
No(
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