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Esperando a María

miércoles 14 de mayo de 2008, 09:23h
La tarde-noche del lunes fue muy movida en Génova. Mariano Rajoy se empleó a fondo en dejar las cosas claras. La ponencia de Maria San Gil era su ponencia y así ordenó que se le transmitiera cosa que hizo, según se ha sabido en el PP del País Vasco, Federico Trillo. Además se decidió darla a conocer esa misma noche para que se disiparan las dudas que albergaban insignes personas del PP como Ana Botella, Esperanza Aguirre y otros. Hoy mismo Mariano Rajoy en los pasillos del Congreso ha recordado que lo que consta en la ponencia es lo que ha venido defendiendo cuatro años.

De momento María San Gil guarda silencio no sin antes hacer saber que no estará en Vitoria pasado mañana jueves en donde estaba previsto un acto conjunto con Mariano Rajoy. Hubiera sido un acto de reencuentro del que hubieran salido fortalecidos los dos, indican en Génova. Pero el acto se ha suspendido de manera que Rajoy ha recibido un “plantón” en toda regla .Rajoy ha dado la orden expresa de que nadie hable de María San Gil. Cree que hay que darle tiempo y así ni Soria y ni mucho menos Lasalle abrirán la boca.

En Génova están a la espera de la reacción de María San Gil. Indican que bastaría “unas palabras, un gesto” para que en la medida de lo posible , las aguas vuelvan a su cauce. De momento María San Gil ha optado por gestionar sus propios tiempos, pero son muchos en el PP los que creen que tanto el conjunto del partido como los propios votantes se merecen una explicación. En su comunicado San Gil indicaba que era la diferencia de criterios lo que le impedía formar la ponencia, pero la ponencia es la suya. ¿Cuál es la cuestión?

La cuestión es más sutil y de muy difícil por no decir imposible arreglo: Maria San Gil y algunos otros como el propio Jaime Mayor Oreja no se acaban de fiar. No se acaban de fiar ni de Rajoy ni de aquellos que ahora están o se sienten más cercanos a él. En Génova no pocos se temen que este desencuentro que sin duda ha cuarteado al partido pueda convertirse en un camino de difícil retorno, de ahí que “sin agobios de ningún tipo” estén deseosos de que Maria San Gil, incluso “desde posiciones críticas devuelva al partido el sosiego que ha quebrado de manera muy seria”.

Rajoy es consciente de la situación pero tiene la determinación de no abandonar, sabiendo, además que de aquí al Congreso habrá más de un episodio. Tiene la certeza Rajoy de que más de uno quiere segarle la hierba debajo de los pies pero el va a aguantar y que el Congreso decida. De momento, Mariano Rajoy y otros muchos están a la espera de María. Si Rajoy no calculó bien la capacidad de enredo que  ha demostrado tener Lasalle, María San Gil no ha medido las consecuencias de su decisión. Visto lo visto es absolutamente desproporcionada. Lo malo es que si se trata de una cuestión de “fe” más que de texto ¿tiene el tema arreglo?
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