Empresarios y sindicatos no se ponen de acuerdo en torno al temario a tratar

UGT pone de manifiesto un dato. En el primer trimestre del ejercicio sólo un 13% de los contratos laborales registrados son de caracter indefinido lo que supone una fuerte caída de la positiva tendencia que se había iniciado hace unos años. Vuelta a la contratación temporal y a la rotación de los puestos de trabajo que acaban por enviar, de manera taxativa, al paro a muchos trabajadores. Si a esto se le añade el hecho de que los informes señalan que en septiembre se habrá agotado el dinero destinado en los Presupuestos Generales del Estado para pagar a los desempleados registrados en el INEM, de seguir la tendencia ascendente del paro, se entiende porqué los sindicatos consideran más urgente acometer otros aspectos del diálogo social que los pretendidos por los empresarios.

    En CEOE y CEPYME  no les preocupa que se esté elevando excesivamente la tasa de temporalidad en la contratación. Sus dirigentes consideran que tal circunstancia se puede evitar si se lleva adelante la tan pretendida reforma del mercado de trabajo. El argumento empresarial es recibido con mucho escepticismo en UGT y CCOO. " Claro que ellos tienen fórmulas para acabar con la temporalidad. Ellos, con el despido a coste cero lo resuelven todo", señala un miembro de la ejecutiva confederal de Comisiones a Diario Crítico.

   Además de medidas para reformar la constratación, la reforma del mercado de trabajo y otros aspectos habituales del diálogo entre empresarios y sindicatos, el Ministerio de Trabajo cree necesario abordar otros asuntos como la formación profesional encaminada hacia las nuevas tecnologías, y, sobre todo, el futuro del sistema público de pensiones. El Ministro Celestino Corbacho, que ha paralizado las medidas adoptadas por su antecesor en el cargo, Jesús Caldera, para contrarrestar los efectos de la crisis en el sector de la construcción piensa negociar urgentemente con los agentes sociales un paquete de mayor calado que comprometa a ambas partes. el problema, por ahora, es que, como siempre ocurre en estos procesos, también existen discrepancias en torno a la metodología de trabajo. Ya se sabe, si los asuntos hay que afrontarlos de forma bipartita, solo empresarios y sindicatos, o tripartita, como el Gobierno como interlocutor. Es la historia de siempre.