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Pacientes del Clínico, obligados a usar pañales "por falta de personal"

miércoles 04 de junio de 2008, 10:19h
"La atención es estupenda, pero el resto es un asco". Isabel García no duda en calificar así el trato que está recibiendo su madre, Isabel Rubio, de 76 años, en el hospital Clínico de Madrid, ingresada en una habitación sin baño que comparte con otras tres enfermas. La gota que colmó el vaso llegó el domingo, cuando a la madre de Isabel, inmóvil en cama por una operación de rodilla, se negaron a llevarle la cuña.

A la madre de Isabel le pusieron un pañal, algo que a ella, perfectamente lúcida y capaz de avisar cuando tiene que orinar o defecar, le pareció una humillación. Según informa El País, "le dijeron que faltaba personal y que no podían esperar a que acabara con la cuña", dice la hija. Lo mismo le pasó a las otras compañeras de habitación de su madre que estaban solas. "Sólo se pueden poner pañales cuando el enfermo no puede controlar sus esfínteres. Si no, es vejatorio y además nocivo para la salud", aseguran fuentes médicas, "por el peligro de infecciones, tanto urinarias como de la piel".


La situación no se ha repetido, no se sabe si porque Isabel (la hija) se quejó o porque durante la semana hay más personal. Las compañeras de otros turnos intentaron justificar lo ocurrido. "Nos dijeron que después de haber estado sondada había pérdidas, pero hacía casi 24 horas que le habían quitado la sonda", dice García.

  En la tercera planta del ala Norte, donde está Isabel, los pacientes ocupan de cuatro en cuatro las habitaciones. "No hay ninguna intimidad", se queja una de ellas. Los olores, los ruidos, los ronquidos y las conversaciones con los médicos o el personal de enfermería son compartidos, sin querer, por todos los ocupantes de la habitación: las cuatro enfermas y sus visitas. En el techo de la sala, unos raíles muestran que alguna vez alguien pensó que poner unas cortinas era lo mínimo para ofrecer cierta intimidad. Pero éstas faltan, y nadie las ha repuesto.

A la portavoz del centro no le queda más remedio que admitir la situación. Ella misma acaba de estar en una de esas habitaciones. "Pero el consejero de Sanidad, Juan José Güemes, ya anunció en junio de 2007 las obras de la segunda fase del Plan Director del centro", insiste. "Hemos empezado las obras, y se han movido consultas", por lo que es muy difícil saber en cada momento cuántas habitaciones antiguas quedan. Pero por los datos del proyecto se adivina que son, todavía, la mayoría. Sólo en la tercera planta del ala Norte, la que ha visitado este periódico, hay unas cuarenta.

El consejero anunció que el plan, que durará cuatro años, afectará a 79.000 metros cuadrados, frente a los 63.380 que fueron remodelados en la primera fase, la mitad sur del hospital, que desde 2001 es un espacio con habitaciones modernas de dos camas dotadas de baño. La mitad Norte, en cambio, no ha cambiado casi en los últimos 40 años y causa la gran mayoría de las reclamaciones de los pacientes, según reconoció la dirección hace más de un año, coincidiendo con la publicación de un diario de un paciente ingresado en la Cuarta Norte, impresionado por la suciedad del recinto.


"Los hospitales públicos tradicionales no sólo tienen problemas por la falta de personal que ha generado la apertura de los nuevos centros sanitarios", insiste el médico Sánchez-Bayle, de la FADSP, "es que también sufren restricciones económicas para suplir equipos o material. Se está llegando a una situación crítica del servicio sanitario, que es lo que busca la propia Comunidad, para justificar sus movimientos privatizadores".


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