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Otra vez la Justicia

lunes 11 de agosto de 2008, 19:40h
Anda el ministro de Justicia, señor Bermejo, dando cursos veraniegos por los Escoriales y adelantando, de paso, algunos cambios en los códigos sobre todo en lo referente al maltrato machista y la pederastia. Bueno es que se hagan y mejor antes que después, no en vano el otro día se recordaba en esta misma columna que a los tribunales no sólo les falta dinero, inversión en medios técnicos y humanos -que también- sino instrumentos válidos para crear un clima de confianza en la ciudadanía y hacer posible esa colaboración absolutamente necesaria de todos y cada uno con los llamamientos que se nos hacen en ese sentido desde las propias instituciones. Imagino que esta vez no me va a entender más de uno y seguramente incluso me van a interpretar de forma interesada. Pero esto es lo que hay. 

Cuando uno ve un delito y mira hacia otro lado, de alguna forma se está haciendo cómplice del mismo. Admitida esta premisa moral, ¿cómo explicar desde la Justicia lo ocurrido con ese profesor ahora mismo en estado gravísimo tras recibir una paliza por intentar defender a una mujer que estaba siendo maltratada? ¿Cómo es posible que el autor de semejante barbaridad siga aun en la calle mientras el hombre moral lucha por su vida en una UVI? Y el corolario final a tanto despropósito: ¿qué ciudadano se va a atrever ahora a salir en defensa de nadie visto lo ocurrido en este -y otros- casos?

No sé muy bien qué está ocurriendo, pero las garantías deberían ser al menos las mismas para unos que para otros; pues no. Hoy por hoy lo que se recomienda en voz baja es no meterse en líos, renunciar incluso a eso que se denomina "legítima defensa" porque con la cantidad de recovecos que tiene la Ley, puede acabar en la cárcel el que, tratando de defenderse de un agresor, no le pregunta primero si con lo que le amenaza es una pistola o un cuchillo para estar de igual a igual. Ay de ti si te pasas.

Estamos hartos de escuchar las quejas de los sindicatos policiales ante las sospechas de que son objeto cuando hacen uso de la legítima  violencia con la que todos les hemos investido. Naturalmente esto no es una defensa ni de los abusos ni de la venganza, no pretendo justificar que nadie se tome la justicia por su mano ni que la gente duerma con una pistola bajo la almohada dispuesta a ser usada. No. Muy al contrario: pido cordura, sensatez y coherencia. Lo que no vale es hacer una cosa para luego no asumirla. Si quieren colaboración ciudadana, que aseguren al menos la recompensa moral de quien colabora y si queremos cuerpos de seguridad, no seamos tan hipócritas de pretender que nos hagan el trabajo para después juzgarlos con lupa. Habrá que delimitar claramente las fronteras de lo lícito y lo ilícito y perseguir a los que las traspasan.

Pocos espectáculos producen tanta vergüenza como el abuso de poder y debe ser la Justicia quien esté pendiente del más mínimo desliz en ese sentido, pero también en el otro: los ciudadanos agredidos y los cuerpos de seguridad deben saber que la Ley va a defender sus derechos con la misma intensidad al menos que defiende y garantiza a quienes se ponen se marginan del orden. No podemos ser todos iguales ante la Ley: el profesor que ha defendido una vida y ha sido víctima por ello, nada tiene que ver con el que le ha puesto al borde de la muerte.
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