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Una mancha que no sale ni con bencina

Una mancha que no sale ni con bencina

viernes 22 de agosto de 2008, 22:10h
La Cámara de Diputados “reculó”, como diría el desaparecido dirigente de los agricultores Domingo Durán. Dejó sin efecto el aumento de 100.000 pesos para las “asignaciones de combustible” de los honorables miembros de esa Corporación.

La operación no fue fácil, por cierto.

El escándalo se desató después que la Comisión de Régimen Interno de la Cámara acordó el aumento, lo que significaba dejar en 930.000 pesos la asignación mensual que cada honorable recibe para sus gastos de bencina. La suma equivale a más de seis sueldos mínimos o al doble de la remuneración mensual de un profesor. Y no estamos hablando de la dieta, sino solamente de esta modesta asignación para mantener sus automóviles.

 Mientras el público protestaba en las calles, a través de las encuestas de los medios de comunicación, los parlamentarios se resistían sin embargo a revocar el acuerdo. El propio presidente de la Cámara, el diputado socialista Francisco Encina, justificó el reajuste porque, según explicó, algunos legisladores gastan mucho más en sus viajes por tierra a las regiones que representan. “Tanto escándalo no se justifica”, dijo.

Cuando la presión aumentó,  el diputado Encina debió convocar a los jefes de las bancadas, tanto de Gobierno como de oposición, para invitarlos a dejar sin efecto el aumento. Su invitación fue rechazada. Los señores diputados no querían perder lo que habían ganado en la Comisión de Régimen Interno. El Presidente de la Cámara insistió ante las bancadas en una nueva reunión. Y esta vez tuvo éxito. Los representantes de los 120 diputados oficialistas y opositores aceptaron someterse a un gesto de desprendimiento que la Historia sabrá reconocer. Dejaron sin efecto los 100.000 pesos adicionales que se habían otorgado a sí mismos en la asignación para combustibles.

Fue así como el diputado Encina, que sólo 11 días antes asumió la Presidencia de la Corporación tras la muerte de su colega Juan Bustos, pudo anunciar al país el feliz desenlace:

"Quiero informar a la opinión pública que he logrado el respaldo de todas las bancadas para dejar sin efecto el aumento de los recursos designados para combustible", señaló la tarde del jueves pasado, en una declaración escrita.

"Se realizará un estudio exhaustivo de todas las asignaciones parlamentarias y se agilizarán los diversos proyectos de ley que proponen regular definitivamente estas materias", agregó el Presidente de la Cámara.

Pero el episodio es una mancha que no saldrá ni con bencina. Eso diría el recordado cronista Eugenio Lira Massi, quien hace 40 años escribió dos geniales radiografías sobre el Parlamento y los legisladores: “La Cueva del Senado y los 45 Senadores”, su primer libro, y “La Cámara y los 147 a Dieta”, su segundo libro. Fue en los años 60, cuando ya se insinuaba el descrédito en que caerían los partidos políticos, el Parlamento y otras instituciones republicanas.

“Si la Cámara sesionara en el Estadio Nacional, con entrada pagada, a la segunda reunión los pifiarían, a la tercera les tirarían monedas y a la cuarta no iría nadie”, escribió Lira Massi. No sospechaba el cronista –muerto durante su exilio en París, en extrañas circunstancias, en junio de 1975- que ahora los diputados también se dedican a jugar al fútbol en los jardines del Congreso, mientras en la sala de la Cámara, casi vacía, se discute un proyecto de ley para modificar –y modernizar- nada menos que el Ministerio de Defensa.

Es probable que los señores legisladores responsabilicen a los medios de comunicación por el creciente deterioro de su imagen. Pero si no hubiera sido por la difusión que tuvo el fallido aumento en su asignación para comprar bencina, el tema habría pasado inadvertido.

Y la mancha habría quedado oculta

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Enrique Fernández
Periodista
Profesor universitario
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