De todas las decisiones que ha tomado en los últimos tiempos la lideresa, ESPE, la que recibí con aplausos fue que destituyera a Germán Yanke de Diario de la noche en Telemadrid y pusiera en su lugar a Fernando Sánchez-Dragó. La causa de mi alegría fue que con Yanke me desvelaba y luego me daban las tres de la mañana sin pegar ojo y con Dragó caía en un profundo letargo. Algo fantástico para mi salud porque así, durante una temporada, pude dejar los somníferos.
La primera vez que conocí a Sánchez-Dragó fue por el año 2001. Fue en la sede de la editorial Planeta adonde acudí para hacerle una entrevista porque acababa de publicar un libro. No me digan cómo ni por qué pero a los tres minutos exactos de la conversación el hombre no sólo me estaba hablando de sexo sino que además me estaba relatando con pelos y señales sus hazañas sexuales y es más, hasta me preguntó por las mías!!!!! Me quedé perpleja. No sabía qué contestar así que di por finalizada la entrevista en un pispas y me marché al periódico pensando qué excusa le iba a poner a mi jefe de entonces para rellenar cinco columnas que me había reservado (entonces curraba en un periódico de papel) cuando apenas tenía cinco minutos de conversación grabados. No recuerdo qué pasó pero no debió de ser muy grave. Lo que sí recuerdo es que para mí, desde entonces, su figura ha sido la de un viejo verde en lugar de la de un escritor reputado. Me importa un bledo cómo escriba, es un cochinote. Es pensar en él e imaginármelo apareciendo por una esquina cerca de un colegio de monjas con una gabardina y sin nada por debajo para asustar a las niñas.
Hace poco el periódico para el que trabaja publicó en el magazine del domingo un reportaje sobre los más deseados y deseadas en España y entonces el cochinote aprovechó para comentarlo. ¿Y qué les parece? El hombre que se supone que escribe de maravilla habla sobre Leire Pajín y como si se tratase de una adolescente hace un “chiste” fácil sobre el parecido de su apellido y el onanismo. Genial, Dragó. Sólo te faltaba poner el chiste de Jaimito: señor policía, ¿ha visto usted mis tetas? No, pero me gustaría verlas.
Por si fuera poco encima es tan creído (pobre) que insinúa que ellas en el fondo lo desean. Claro. Leire Pajín, mujer inteligente, lista, mona y simpática seguro que no tiene moscones a su alrededor y sueña cada noche con Dragó. De todo el mundo es sabido que lo que más nos pone a las mujeres son los hombres viejos, arrugados, pedantes, machistas y cochinotes. Ahora sólo falta que la Duquesa de Alba salga diciendo que sabe que muchos hombres la tienen presente en sus fantasías.
De todas maneras lo que me cabrea de este sujeto cochinote es que esto no pasaría de ser una bobada más de las suyas si no fuera porque en primer lugar es un machista y en segundo lugar es un maleducado. Lo primero porque está poniendo a las mujeres que cita a la altura del betún, las imagina sin cerebro y sólo con una parte del cuerpo que imagino es con lo único que sabe él llenar sus fantasías en sus horas muertas (que intuyo que son muchas). Y lo segundo porque está faltando gravemente al respeto a mujeres con cargos institucionales del Estado. No me parece ninguna coña las graves palabras que ha escrito y el trasfondo asqueroso que subyace en todas ellas.
Me parece asqueroso que se sigan aplaudiendo este tipo de comentarios en aras de la libertad de expresión. Y me parece hasta de insulto que se haga en un periódico que de repente se desmarca en un editorial contra los malos tratos. La violencia machista arranca precisamente de este tipo de actitudes de catetos e intelectuales (no hay barreras) que consideran a la mujer un objeto de deseo.
¡Es asqueroso!