De palabras y hechos

Este fin de semana ha sido intenso en el orden político. Rodríguez Zapatero ha ido desde el congreso de los socialistas de Madrid hasta la fiesta minera de León. Y ha hablado de insolidaridad de aquellos que no están de acuerdo con él. Es decir, de los que están en desacuerdo con el aborto que viene, con el suicidio asistido, con la exhumación de la historia, con estimar la situación económica más allá de un hecho pasajero. Y Pepiño Blanco también ha hablado, no desde su apartamento de privilegio en Galicia, sino desde la atalaya del congreso regional socialista. Ha dicho cosas como que Esperanza Aguirre se opone a educación para la ciudadanía, porque antepone la jerarquía eclesiástica a las leyes constitucionales, y de Gallardón, que le importa más su carrera política personal que la alcaldía de Madrid. Este es Blanco y en botella, este es Pepiño, con su verbo escaso pero envenenado.

Y en ese congreso de los socialistas madrileños Tomás Gómez volvió a salir reelegido con el apoyo abrumador del 85 por ciento. Se quejan las Juventudes Socialistas de haber sido relegadas, de haber perdido peso en el partido en Madrid, y el alcalde de Getafe, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, y que ha sido presidente de ese congreso regional, Pedro Castro, ha dicho que eso son cosas de los jóvenes, siempre reivindicativos, siempre inconformistas, porque si no fueran así, no serían ellos mismos. Sabias palabras de Castro, a su entender, claro.

Y en medio de esa vorágine política, de tanto despropósito verbal, la noticia más conmovedora, la que nos cuenta que un mendigo encuentra a un bebé en el interior de la iglesia de Santa Teresa y San José, dentro de un confesionario. La criatura está en buen estado de salud, esperando la aparición de la madre arrepentida o de padres de acogida. Junto al pequeño había una bolsa con varios pañales, biberones y comida. Quién le abandonó, probablemente la madre, no pudo o no supo superar quién sabe cuántas circunstancias, pero había tenido la valentía de resistirse a tiempos de aborto fácil, dar a luz a su criatura y dejarle en lugar apropiado, dispuesto para un futuro que se les niega a otros seres inocentes, que los que no se les permite nacer.