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Las tragaderas del ciego

lunes 23 de enero de 2023, 08:12h

Cuando Iglesias y su formación se llaman “equidistantes” con la violencia de ETA y las responsabilidades ab origine de Bildu y Otegi, poseen la verdad. Cuando al PSC, ese hijo del PSOE con el diablo, se le afea ser constitucionalista pero un poco indepe, afirma orgulloso que es equidistante. Pero la verdad es que la equidistancia es solo la máscara del cobarde.

La moderación, en cambio, se define en el DRAE como Cordura, sensatez, templanza en las palabras o acciones. Pero desde hace algún tiempo, los más woke de los extremistas de izquierdas insultan y acosan a cualquier moderado de forma que empujan a quien les oiga a radicalizarse. Por ejemplo, la mujer que dirige espuriamente el ministerio de Igualdad impone un modelo social y de comportamiento en el que el odio al hombre es la norma porque todos los hombres o somos violadores o formamos parte del sistema heteropatriarcal que ha tenido esclavizadas a las mujeres desde el primer neandertal que se alzó sobre la faz de los bosques. Cualquier otra postura es de moderadito facha.

El pensamiento deletéreo de esta mujer y sus rookies sumado al deterioro cognitivo y cultural de las generaciones Y (millennial) y Z están convirtiendo una abyecta y tremenda ideología antisocial en la esencia misma del sustrato político general. Y, así, si alguien dice que las feministas woke se están pasando de violentas, que el número de denuncias falsas se ha incrementado o que el asunto de las inyecciones en discotecas fue mayoritariamente falso, inmediatamente es tachado de machista heteropatriarcal e HDLGP. Y por una extraña regla de tres solo inteligible para gentes que no sepan matemáticas, los feminicidios son todos, todos, todos, culpa o responsabilidad de la derecha.

Cuando yo digo, y lo digo mucho, que la igualdad está garantizada en el artículo 14 de nuestra Constitución (Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social) y que no necesito ningún artículo adicional que diga que las españolas son igualas ante la ley, o que los negros, los bajitos, los gordos, las feas y los mediopensionistas son iguales ante la ley, me convierto inmediatemente en el enemigo, señoro y machistorro simplemente porque los rookies de la política, los bisoños, rabiosos e hiperhormonados adolescentes, no admiten más que su propio, tendencioso y minoritario pensamiento.

Es entonces cuando llega la ceguera y son legión los que callan, tragan y asimilan públicamente los eslóganes y se pasan al lado oscuro de la fuerza con una potencia inusitada y solo comparable a la fe del converso. Se vuelven violentos -intransigentes ya lo eran- y el único resultado posible y aceptado es el trágala total: o te comes todo el ideario de la fecha a la cruz o eres un facha sin remisión, como Sabina o Lidia Falcón. El neo votante neo clientelar de esta woky-left debe entregarse al all included sin fisuras. Si eres feminista rama político militar pero eres liberal en lo económico, facha; si eres colectivista en lo económico pero no feminitarra, facha; si eres uno de los 5 millones de personas que deciden quién sgobernará (los mal llamados indecisos), facha; si votas a Ciudadanos, facha; si crees que Juan Manuel Moreno Bonilla es moderado, facha; si te parece que los indepes son una perturbación política de primera magnitud, facha; si dices que Junts x Cat es supremacista y palingenésico, facha.

Esta comercialización de la ideología de izquierdas como una monodia, más allá de intelectualmente ridícula, que lo es, se convierte en arma de intolerancia, totalitariasmo y opresión que genera una oposición de la misma fuerza e intensidad pero de sentido contrario que polariza la sociedad y que, por la ley del péndulo, acabará sentando en el gobierno a gentes verdaderamente envenenadas contra los rookies y su “violencia legislativa”.

Se huele ya, se prepara la contienda de los novatos: todos, desde el PSOE no doblegado hasta Vox, es fascismo. Y si las próximas elecciones no las gana la ultraizquierda totalitaria, los que vengan solo podrán actuar de una manera: derogando bobadas y cortando chucherías clientelares a cargo de los presupuestos. Entonces serán las revueltas callejeras y el crujir de dientes.

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