Estamos inmersos en un periodo electoral en Extremadura que seguirá con el año dos mil veintiséis en Andalucía como mínimo porque tal es la inestabilidad política que existe en España, Europa y el mundo que no es descartable ningún adelanto electoral en ningún lugar.
Mientras eso pasa o no, hemos visto cómo en la Comunidad de Madrid se ha desatado el terremoto de la vergüenza destapándose un nuevo escándalo del Gobierno de Isabel Natividad Díaz Ayuso: el del aumento de las listas de espera en el Hospital de Torrejón de Ardoz. Aumento que se ha descubierto dado que eso reporta beneficios económicos pues así ganan más dinero.
De hecho, estamos viendo cómo poco a poco la Derecha está instalando el modelo de la colaboración público-privada para que empresas externas entren en la Sanidad Pública las cuales obtienen pingües beneficios donde, además, se está demostrando que no necesariamente eso viene acompañado de un mejor servicio, sino que incluso se ha visto cómo se reutiliza material de un sólo uso con el peligro contra la salud que eso conlleva.
Por eso, creo necesario incidir en la urgente necesidad de ir a votar cada vez que se nos convoque porque de no hacerlo, nuestros derechos se pondrán a la venta haciendo que nuestras vidas puedan incluso correr peligro. El dicho “los recortes matan” no es un slogan de la Izquierda para buscar votos. No. Es la simple constatación de una realidad.
Hay gente tan sumamente torpe como el cantante Dani Martín, que sostiene que para defender nuestros derechos, lo mejor es no ir a votar. Y lo peor de todo esto, es que este peligroso discurso va calando en nuestra sociedad por culpa de este tipo de personas que utilizan su fama para lanzar unos mensajes propios de gente que evidentemente no tienen ningún problema de dinero y que pueden pagarse el tratamiento, el medicamento o la operación que necesite sin reparar que millones de personas de este país no puede hacerlo, simplemente porque no les importa un bledo lo que nos ocurra pues viven en su burbuja particular aislándose del día a día que muchísima gente vivimos con inquietud, preocupación y en muchas ocasiones, hasta con angustia por no saber qué puede pasarnos mañana.
Y si decido escribir esto no es porque milite en un partido político de Izquierdas. No. Lo hago porque soy paciente con cáncer desde hace más de siete años (en mi caso, Linfoma de Hodgkin) y anteriormente de Hepatitis C y como obrero, soy consciente de que de no existir el Sistema Público de Salud que puso en marcha el ministro socialista Ernest Lluch (D.E.P.), quién sabe si a día de hoy lo estaría contando. Seguramente, no. Y no lo contaría porque ni mis padres en primera instancia ni yo ahora, podríamos pagar los costosos tratamientos y medicamentos que hacen posible que hoy esté vivo.
Dicho esto, aprovecho para pedir al actual Gobierno de la nación, un esfuerzo para avanzar en la implantación de todo tipo de terapias y tratamientos para enfermedades como los distintos tipos de cáncer existentes, así como para el resto de dolencias que aquejan a millones de personas en nuestro país.
Son muchos años de desmantelamiento de la Sanidad Pública por parte de la Extrema Derecha del Partido Popular y VOX y esto tiene su razón de ser: la Ley 15/1997, de 25 de abril, sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud. De nuevo, la sombra del Gobierno de Aznar aparece aquí dando lugar a que sea posible este tipo de privatizaciones que, en la mayoría de ocasiones, aparecen de forma encubierta para que la inmensa mayoría no nos demos cuenta de que nos están robando un derecho constitucional poco a poco. Por eso, creo que va siendo hora de que esta Ley toque a su fin, aunque entiendo la complejidad de llevarlo a cabo por culpa de la fragmentación parlamentaria existente y los dificilísimos equilibrios que debe hacer el actual Gobierno de Coalición Progresista para llegar a acuerdos y aprobar normas en beneficio de la mayoría social de nuestro país, pero haría bien la Ministra Mónica García en, al menos, intentarlo (dicho esto no como crítica a su labor pues considero que lo está haciendo bastante bien).
Así, podemos ver también cómo gobiernos también del Partido Popular como el de Moreno Bonilla en Andalucía deriva pacientes a la Privada debilitando primero de recursos humanos y técnicos a la Pública, para utilizarlo como excusa a fin de favorecer a intereses particulares, y qué mejor coartada legal que la ley anteriormente citada. El Partido Popular lo tenía muy bien pensado de forma que su capitalismo de amiguetes saliera a flote.
Por eso, y aprovechando que estamos en un proceso electoral en Extremadura, les invito en primer lugar a los extremeños y a las extremeñas, a que voten a opciones progresistas puesto que elegirán derechos (PSOE) frente a las Derechas (los recortes de PP y VOX) para que te operen lo antes posible o que pueda verte tu médico o tu médica de cabecera a la mayor brevedad posible y no varios días o incluso una semana después de que hayas enfermado.
Y si hablamos de ampliación de derechos que hacen que los ciudadanos puedan utilizar los servicios públicos para mejorar su vida presente o futura, hay que hablar de las becas, bonos culturales o de transporte que hoy disfrutan nuestros jóvenes gracias a la gestión de gobiernos de Izquierdas como el que preside Pedro Sánchez.
Para estas cosas sirve el pago de los impuestos y para citas electorales como la del próximo día veintiuno de diciembre en Extremadura, es imprescindible recordarlo y dejar claro que esto es obra de un gobierno socialista y de SUMAR.
Por eso, no se olviden de votar para que el modelo progresista que se impuso en su momento en la Comunidad Valenciana bajo un gobierno de Izquierdas comandado por los socialistas junto a otras opciones del mismo espectro ideológico, hagan posible que los servicios públicos sean de calidad como fue el caso de la Sanidad y que otros como por ejemplo el transporte escolar que tienen en vilo a padres, madres, niños y niñas de Extremadura, sigan siendo un derecho y no un negocio que es justo como lo ven Partido Popular y VOX, los claros enemigos del Pueblo.