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Vilnius, una invitación al Báltico

Vilnius, una invitación al Báltico

martes 20 de noviembre de 2007, 11:40h
Vilnius, capital de Lituania. Son las 9.30 de la mañana hora local cuando por la estación de trenes aparecen seis extraños personajes. Primera impresión: hace frío, mucho.
    Tras hacernos con los imprescindibles bonobuses y localizar nuestro alojamiento: un pequeño y humilde albergue juvenil situado en las afueras de la ciudad; nos disponemos a echar un vistazo al lugar, lo que en primera instancia parece un enorme parque natural sobre el que se alzan cientos de coloridos edificios coronados de rojos tejados.

Proceso de "Europatización"

    Vilnius: ciudad de ciudades dentro de Lituania, principal foco de desarrollo del país según dicen los lugareños. Lugareños que en su mayoría tratan de olvidar su pasado soviético y nos presentan orgullosos un presente en proceso de “Europatización”. Un proceso que se nota, se siente.

    Se nota porque ya no puedes ver estatuas de Lenin por los parques, porque el ejército regala sonriente tazas de té negro bien caliente en la plaza principal o porque puedes volver a tu hostal una vez se ha puesto el sol, y lo haces sin mirar hacia atrás cada diez metros. Y es que es bueno sentirse seguro, sentirse “como en casa” aunque ésta se encuentre a miles de kilómetros.

    Pero por eso estamos aquí. Porque además del sabroso cocido que prepara nuestra madre hay cosas ahí fuera que merece la pena conocer. Y Vilnius está al tanto de nuestra curiosidad. Es por eso que en sus plazas crecen pequeños mercadillos con verdaderos maestros de la madera, o artesanos del ámbar, o pintores de lo abstracto, o músicos de flauta en mano. Es por eso que siguen, como el primer día, recogiendo hábil y velozmente todo su “merchandising” cuando la lluvia avecina su llegada, de una manera organizada y controlada, casi tradicional.
Como tradicional es ver al novio llevar a la novia en brazos a lo largo de más de cincuenta metros de puente, justo antes de llegar a la iglesia que los unirá en matrimonio. Como una última prueba de amor de novios, un último desafío que más de uno habrá dado por vencido al descubrir que su amor comía demasiadas hamburguesas.

    Lo cierto es que Vilnius tiene vida, y lo demuestran las oleadas de turistas japoneses escondidos tras sus cámaras moviéndose en formación, los grupos de ancianos alemanes que siguen el paraguas que emerge de entre la multitud, la pandilla de jóvenes italianos que animan el ambiente allá por donde van, la pareja española que junto a sus dos hijos anda tranquilamente por las empedradas calles de la ciudad vieja, o la marea de estudiantes europeos que abarrotan cada rincón de la ciudad.

    Éste es el espíritu de Vilnius, una ciudad que acoge, que maravilla y que ahora invita al mundo a disfrutar de sus encantos. Una ciudad que siempre ha estado ahí, pero es ahora cuando nos enseña su retrato y nos permite disfrutarla junto con sus gentes… Eso es Vilnius,  una ciudad para vivirla.




Crónica publicada el martes 20 de noviembre

Ángel Gabriel Lucas Cuevas
20 años
Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, Valencia
Destino: Lithuanian Academy of Physical Education, Kaunas, Lituania
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