viernes 14 de septiembre de 2007, 09:08h
Hace dos días, un enterado de los muchos que pueblan los cenáculos y mentideros de la capital nos preguntaba si La Moncloa ha contratado a un nuevo asesor de imagen. La ofensiva mediática, social, económica, de Zapatero hace pensar a muchos que algo está cambiando en el manejo de la comunicación monclovita. Para bien, y para mal. Hombre, parece que el peso específico del secretario de Estado Fernando Moraleda no es ya tanto como antaño. Si es que alguna vez fue mucho, que entrar en el palacio de la Cuesta de las Perdices y sentir el frío de los puñales en la espalda es todo uno.
Pero no: dicen que no hay nuevo genio americano, ni de ninguna otra nacionalidad. El último fue aquel Campmany que se inventó lo de ZP, y ese era, y es, catalán. Suicede que Zapatero se siente en posesión del maillot amarillo, y ya se sabe que el maillot amarillo da alas. Y tiene encuestas -en el PP dicen que también- que le dan vencedor por bastante mayoría sobre el PP en las elecciones de marzo. Si nada ocurre, claro.
El asesor sigue siendo el mismo. El hombre que, según un libro que aparecerá pronto y que bien conocemos, recibió encargos de Zapatero para que negociase la aceptación del Estatut por Esquerra, la mediación del sacerdote Alec Reid con ETA. El hombre que, desde la distancia -bueno, su sede está en pleno centro de Madrid-, maquina a golpes de su cerebro retorcido. El y su pareja han ganado mucho poder últimamente: todo el poder, diría yo, que les deja libre Pedro J. Ramírez, con quien tampoco se llevan mal. Son, todos ellos, la conspiración constante, y ahora tendrán también su periódico, que el viernes próximo se presenta en el estadio Arena de la Casa de Campo (con lo difícil que ha puesto Gallardón el acceso hasta allí…). Es el sucedáneo de la ‘beutiful people’ de otros tiempos, en menos ricos -pero bastante-, menos guapos -aunque no están mal-, menos ostentosos -si bien de cuando en cuando…-. Es el verdadero poder en la sombra aquí y ahora, y, aunque algunos piensen que tienen los pies de barro (so), lo cierto es que se sienten fuertes, se sientan en el Consejo de Ministros y en poderosos círculos y controlan varias pequeñas pantallas, no sólo una.
No, claro que no hablo de Arenillas, el vice de la CNMV, a quien tanto y a veces tan injustamente se ha atacado. Seguro que el lector sabe quién es el superasesor y quiénes forman parte de su cuadra. Continuará.