Ya se sabía que la ceremonia iba a ser extraordinaria.. Y lo fue, muy por encima de todo lo que se pensaba. También los organizadores habían manifestado con anterioridad su idea de que el deporte asumiera todo el protagonismo y que la ceremonia de apertura hiciese olvidar todas las polémicas -reiteradas denuncias de falta de democracia, ausencia de derechos humanos y la represión sobre el Tíbet, los ataques terroristas, el accidentado viaje de la antorcha olímpica- que han amenazado durante los últimos meses el mayor evento deportivo del mundo.
Para ello, prepararon un acto en el estadio nacional de Pekín -el 'Nido de pájaro', una de las joyas de estos Juegos-, entre unas estrictas medidas de seguridad, en el que intervinieron un total de 50.000 personas, con una duración de casi 3 horas y media y que, como estaba previsto, evitó cualquier referencia política.
Pekín 2008 puede ser el mejor escaparate para que el régimen chino reivindique los logros de la revolución comunista y el Gobierno confía en que el presidente del Comité Olímpico Internacional,
Jacques Rogge, manifieste en la clausura que éstos han sido los mejores Juegos de la historia. En la capital china se darán cita más 11.000 atletas de 205 países, tres más que en Atenas y récord absoluto -con más representantes que las Naciones Unidas-, bajo el lema 'Un mundo, un sueño'.
El asistir o no a la ceremonia inaugural es para los líderes internacionales una cuestión controvertida, o diplomática, y para los chinos, de honor patrio. Mientras el presidente de EEUU,
George W. Bush, decidió asistir afrontando una cierta oposición en casa, el brasileño
Luiz Inacio Lula da Silva, para el que China es un gran comprador, no lo ha dudado en aras de promover la candidatura olímpica de su país, y al francés
Nicolas Sarkozy le ha llovido una avalancha de críticas.
80 jefes de Estado
Sin embargo, diluido el amago de boicot, alrededor de 80 jefes de stado o máximas autoridades fueron afortunados testigos en la ceremonia inaugural del que puede calificarse como el mayor espectáculo del mundo, en el que China se ha abierto definitivamente a la humanidad para demostrar que aspira a ser la mayor potencia del orbe.

Como es tradición, a última hora se desveló el secreto que los organizadores guardaban con más celo es la identidad del último relevista de la antorcha,
"un atleta chino seleccionado por sus logros olímpicos", y el encendido de la llama en el pebetero,
"que será espectacular", habían prometido
. y lo fue.Tras meses de especulaciones sobre el nombre de la persona que haría el último relevo de la antorcha olímpica, el honor ha recaído finalmente en el mítico gimnasta
Li Ning.
El himno y la entrada de la bandera china ha sido el punto de partida de la primera parte de la ceremonia, un espectáculo artístico de alrededor de una hora en el que 15.000 actores y otros tantos estudiantes y militares compaginan la cultura milenaria del país con la China moderna.
Otro de los momentos estelares fue la presentación de la canción oficial de los Juegos, interpretada por el chino
Liu Huan, un ídolo pop en China que logró el hito de ser número uno durante diez semanas consecutivas en las listas de éxito, y la consagrada cantante británica
Sarah Brightman.
A continuación llegó la aparición de los verdaderos protagonistas, los atletas en el desfile por países que tendrá la particularidad de que el orden fue de acuerdo con el alfabeto chino, aunque conservando la tradición de que Grecia, cuna del olimpismo, fue el primero en la parada y el anfitrión China el último.
Alegre representación española
Todos sonrientes y felices antes de que empiecen las pruebas, los triunfos y los fracasos. La amplia representación español, con el doble medallista en Atenas
David Cal al frente, fue una de las más bullangueras y llamativas. Incluso se acercaron a la cámara a pie de pista para saludar, siendo muy aplaudidos por el público del estadio.

De la algarabía de los deportistas se pasó a la calma y solemnidad de los discursos del presidente del BOCOG,
Liu Qi, y del presidente del Comité Olímpico Internacional (COI),
Jacques Rogge. Inmediatamente después, el presidente de China,
Hu Jintao, declaró inaugurados los Juegos de la XXIX Olimpiada.
El izado de la bandera olímpica, el juramento de los atletas y árbitros y la suelta de palomas precedieron al encendido del pebetero con el último recorrido de la antorcha.
El fin de fiesta fue el espectacular e increíblemente bello castillo de fuegos artificiales,
"una fiesta visual y auditiva maravillosa en el país donde se inventaron", dijo Wang, quien añadió que se utilizaron las últimas tecnologías para asombrar a los asistentes y al mundo.Así fue, sin duda.
El colofón al acto lo pusieron, así, unos fuegos artificiales nunca antes vistos, una fiesta visual y auditiva maravillosa en el país donde se inventaron, con casi 30.000 lanzamientos pirotécnicos que inundarán de colores y centellas el cielo de la capital china. Los Juegos Olímpicos Pekín'08 ya han empezado.