El don de la vida en Guapi, Colombia

Las parteras

Personas increíbles que dedican su vida a dar vida, a acompañar a otras mujeres es ese duro y preciado aprendizaje que es la maternidad, que comienza desde el primer día que se tiene un pequeño ser en el vientre.
Palpan a las embarazadas y conocen así la posición de las criaturas, y en caso de encontrarlas despistadas, en otra posición, las colocan con enérgicos masajes. No hay más que ver las manos de estas mujeres para darse cuenta de la magia que poseen.

    En el momento del parto, cuando las contracciones se paran, el dolor se alarga. Les preparan una infusión de poleo con aguardiente y sal para acelerarlo y que sea menos doloroso. Les colocan cataplasmas en el vientre de unas plantas que ayudan a la mujer y a su hij@ en este duro, pero muy gratificante encuentro.

    Muchas de ellas están de acuerdo en que la mejor posición para impulsar al bebe es de cuclillas ya que ayuda a la mamá a no hacer tantos esfuerzos; otras atienden a las mujeres tumbadas, pensando que de otra forma es peligroso. Cada una a su estilo, conocen las necesidades de las embarazadas, les dan nociones de alimentación y cuidados durante el embarazo y después del parto, para que no enfermen de “pasmo”, que es un mal muy común en madres que no se alimentan bien y no guardan reposo tras el parto.

Existe la creencia que hay mujeres que por estar expuestas a rituales mágicos, que pueden hacer sus enemig@s, se les complica el parto. Son las mujeres “tramadas” que pueden curar las parteras, con sus secretos y oraciones, siempre que el conjuro no sea muy fuerte.

    Muchas son las madres que acuden a estas mujeres que poseen un papel muy importante en este lugar, donde parir en el hospital es demasiado costoso y las familias no cuentan con recursos suficientes.

   
En muchos casos las parteras no cobran nada, se ven con la obligación de acompañar a estas madres, no pueden dejarlas solas en ese momento. En caso de poner precio a sus servicios, no es más de 20.000 pesos (8 euros), que en pocas ocasiones les pagan.

    La mayoría aprende de sus mayores, madres y abuelas, y solo les ceden sus saberes a personas que ven capacitadas para ejercer el oficio. No es algo que puedan hacer todos, “hay que ser muy valiente”, cuentan, “una no se puede poner nerviosa, y tiene que reaccionar si la cosa se pone fea”.

    Cuando la medicina se establece en el lugar, viendo las infecciones de los bebes a la hora de curar el ombligo, se organizan unos cursos con las parteras, para darles nociones de sanidad e higiene, y complementar sus saberes con otros que les van a ser muy útiles. Pero, todo hay que decirlo, que desde el hospital muchas veces reclaman la presencia de estas sabias, que saben resolver muchas de las complicaciones que se presentan… Y es que esas mujeres tienen poder en sus manos…


Crónica publicada el 1 de agosto 2008
Marina Sánchez Marina
Edad: 26 años
Universidad de Granada
Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá (universidad de destino)
Destino: Prácticas de Educación Social en Guapi, pueblo al sur del pacifico colombiano