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Nada de Puente para Moratinos

Alerta roja con Haidar: el Gobierno, muy preocupado, reúne a la oposición

Alerta roja con Haidar: el Gobierno, muy preocupado, reúne a la oposición

> El ministro Moratinos no descansa e intenta cerrar la crisis de la activista saharaui
> Incidentes en el Congreso, donde una veintena de personas fueron desalojadas por apoyar a Haidar

lunes 07 de diciembre de 2009, 11:19h
Grave preocupación en el Gobierno, que ve cómo no se puede cerrar la crisis humanitaria que desencadenó Aminatu Haidar con su huelga de hambre. Marruecos no termina de permitir su llegada al Sáhara y mientras tanto, con la no-intervención del juez en su huelga, la salud de la activista peligra: son 22 días sin comer.
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, intenta cerrar este asunto y ha reunido a los portavoces parlamentarios de todos los partidos del Congreso de los Diputados. Precisamente en una jornada marcada por las puertas abiertas para los ciudadanos, con motivo de la celebración del Día de la Constitución del domingo, la Cámara Baja queda marcada por este otro asunto.

Peligra la vida de Haidar, que lleva 22 días en huelga de hambre y se niega a abandonarla hasta que se solucione su situación, algo que el país vecino, Marruecos, parece seguir dinamitando.

Y también, mientras tanto, el juez que visitó a la activista saharaui no la obligará a trasladarse a un centro hospitalario y así proseguir con la huelga de hambre. No eran los planes con los que contaba el Gobierno y la oposición, que esperaban que la Justicia diera permiso para evitar un empeoramiento en su ya delicado estado de salud.


Desalojados del Congreso por apoyar a Haidar

En otro orden de cosas, cerca de una veintena de personas aprovecharon la jornada de Puertas Abiertas en el Congreso para exhibir en el hemiciclo pancartas en favor de Haidar. Este gesto les costó la expulsión del Salón de Plenos.

En los carteles que portaban se podía ver una fotografía en blanco y negro de Haidar con la leyenda '¡Sáhara libre!' que levantaron todos al unísono y en silencio en los escaños que llegaron a ocupar en el Salón de Plenos de la Cámara Baja.

Ante la escena, los ujieres del Congreso acudieron prestos a sustraer los carteles que mostraban y, minutos después, eran los miembros de los servicios de seguridad que custodian las dependencias de la Cámara Baja los que se encargaron de desalojarles del hemiciclo.


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