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El presidente rompe su propósito de no celebrar mítines durante el semestre presidencial de la Unión Europea

Zapatero, al rescate de Griñán: “El PSOE andaluz es la columna más fuerte de los socialistas”

Zapatero, al rescate de Griñán: “El PSOE andaluz es la columna más fuerte de los socialistas”

domingo 21 de febrero de 2010, 14:38h
Zapatero fue la ‘estrella’ del mítin entusiasta y hasta cierto punto multitudinario, el primero que daba este año, en Andalucía. Málaga acogió a un presidente que habló con fuerza, que lanzó sus propuestas de pacto directamente a Rajoy –eso sí, tras haber culpado al PP, junto con el sistema financiero, de estar en los orígenes de la crisis económica—y que prometió sacrificios pero también recuperación.
El pretexto, celebrar, este domingo en Málaga, el trigésimo aniversario de la Junta de Andalucía, de la autonomía andaluza, aunque la efeméride no tendrá lugar hasta el domingo próximo. La razón real, echar una mano a José Antonio Griñán en su esforzada y algo azarosa carrera para mantenerse al frente de los andaluces. Y hasta allá fue José Luis Rodríguez Zapatero, pese a las muchas tareas que le aguardan en Madrid esta semana que comienza. Once mil personas le escucharon, con sus banderas blanquiverdes con las siglas del PSOE, en el palacio de Congresos de la ‘otra’ capital andaluza, aunque el mítin inicialmente estaba previsto en Antequera: las predicciones de lluvias torrenciales hicieron cambiar a última hora la localización del acto.

Andalucía, la Comunidad con mayor número de diputados y de habitantes, ha sido siempre el ‘granero de votos’ del PSOE, según una definición ya tópica, corroborada este domingo por Zapatero: “el PSOE es lo que es en España sobre todo gracias a los socialistas andaluces”. Pero alguien, comenzando por el propio interesado, decidió cambiar el rostro electoral socialista andaluz tradicional, es decir, el de Manuel Chaves. Y colocaron al frente de la Junta al ex ministro de Felipe González y hasta entonces vicepresidente del gobierno andaluz José Antonio Griñán, un hombre de buen talante, prestigiado, sin duda con fama de honesto, pero con escaso carisma, ya no tan joven a sus sesenta y tres años y no demasiado conocido por el votante rural, que es donde se encuentra la clave del éxito electoral del PSOE andaluz.

Ese cambio, y la marcha a Madrid, con Chaves, del todopoderoso muñidor del ’aparato’ en Andalucía Gaspar Zarrías, propició un vuelco en las encuestas, que ahora admiten, por primera vez en la historia de la democracia, una posible victoria del centro derecha que representa Javier Arenas. Es muy escasa la diferencia que muestran los sondeos, pero nada tiene que ver aparentemente la situación actual con la de marzo de 2008, cuando Chaves ganó al PP por diez puntos de ventaja, nada menos, revalidando sus victorias desde hacía un cuarto de siglo.

Qué duda cabe de que el veterano Chaves es un candidato mejor, para el electorado andaluz, que su sucesor, y bien que lo demostró en el mítin malagueño de este domingo, donde cosechó muchos más aplausos que el actual presidente de la Junta. Es, sin discusión, mejor mitinero, conecta mejor con el votante ‘de siempre’ a los socialistas, que es un votante de campo, más que de ciudad: las capitales andaluzas, con las excepciones de Sevilla y Córdoba, están en las manos municipales del PP, incluyendo Málaga. Pero los grandes pueblos agrícolas siguen siendo feudo exclusivo del PSOE, y es donde el PP va a atacar con mayor ímpetu.

Una derrota socialista en Andalucía sería, sin duda, una catástrofe para el PSOE, que ya ve amenazada su hegemonía tradicional en Castilla-La Mancha, donde José María Barreda, con toda su independencia respecto de Ferraz, ya se ve que no es José Bono. Como Griñán, con toda su bonhomía, no es el histórico entre los históricos Manuel Chaves, que ahora languidece en una artificial vicepresidencia del Gobierno en el Paseo de la Castellana en Madrid.  

Por eso, a última hora, el comité federal socialista hace tres semanas designó a Zarrías miembro de la comisión ejecutiva federal, para encargarse de supervisar la larga campaña electoral andaluza, que ha comenzado ya de hecho, aunque las elecciones no serán, presumiblemente, hasta 2012, coincidiendo con las generales. Por eso, dentro de otras tres semanas, Griñán va a remodelar su equipo, tratando de darle un mayor dinamismo y deshacerse de lastre. Por eso, Zapatero se va a volcar con Andalucía, multiplicando su presencia, directa o remota, y sus inversiones, en esta Comunidad. Claro que también Rajoy va a hacer lo mismo, tratando de potenciar a un Arenas que hasta ahora no ha logrado sus objetivos, es decir, ocupar el sillón del Palacio de San Telmo.

La batalla de Andalucía, tras la que se va a producir este otoño en el segundo granero de escaños, Cataluña, va a ser la que va a animar el cotarro de aquí a los próximos meses, todo ello enmarcado, como es natural, en la batalla por La Moncloa. Ello explica que Zapatero haya viajado este domingo a la llovida Málaga, contraviniendo su propio propósito de no acudir a mítines partidarios durante el semestre de la presidencia europea. El ‘frente interno’ aprieta y no están las cosas como para centrarse exclusivamente en la hasta ahora desvaída presidencia semestral de la UE.    
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