Montilla se metió en la ratonera y ha quedado atrapado. Y ahora, que vigilen las fuerzas de seguridad que no le pase nada al President catalán. Siempre anda algún loco suelto en estos acontecimientos torrenciales. Se sabe como empiezan, pero no como acaban. A veces, como ahora, ni siquiera como empiezan. Quizás por esto la
Chacón, que además está “satisfecha” con la sentencia, no ira “a la guerra”…
La intención de Montilla era encauzar la protesta. Hizo, un tanto precipitadamente, una encendida proclama de “indignación” y “consternación” llamando a todos los ciudadanos catalanes a una gran manifestación para protestar contra una sentencia “intolerable” del más alto tribunal que, según él, recorta un cinco por ciento el Estatut. Una manifestación, por tanto, contra
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el cinco por ciento. La manifestación del 5% (¡menos dan los bancos!).
Como esto (que no es exacto) sonaba un poco ridículo, la manifestación que había que hacer de todos modos, pues ya estaba preparada desde mucho antes de conocerse la sentencia del Constitucional, se recurrió a aquello de la defensa de la propia “dignidad” aunque se hubiera tocado “una sola coma” (Artur Mas) del texto estatutario. Y a lo de “somos una nación; nosotros decidimos”. La cosa se iba decantando hacia derroteros soberanistas…
El llamamiento del President, que es la máxima representación del Estado en Cataluña , no iba por ahí; habría sido no sólo absurdo, sino un golpe contra el Estado de derecho, en virtud del cual es President. Por esto Montilla quiso ponerse al frente de la manifestación, encauzando el descontento por la decisión del Constitucional. Pero el r
ío se ha desbordado, como era previsible; se ha vuelto torrente alborotado, con más ruido y fuerza que norte y objetivo claros, con poca unidad, bastante barullo partidista y mucho distanciamiento entre la ciudadanía y la clase dirigente. Nuevamente, la Catalunya real y la oficial.
El movimiento desatado, con todas sus contradicciones, ya no admite que nadie lo encauce. Las buenas e imprudentes intenciones del president Montilla se han desbordado. La manifestación ya no es ni de todos ni de nadie. Y Montilla, que representa la legalidad, como se ha visto ya es un estorbo. En cierta forma, estamos también ante una manifestación contra Montilla.
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