El Consejero madrileño comenzó lanzado un primer ‘misil’ al PSOE - y por ende al PSC- al que reprochó “el gallinero” que tienen montado con respecto al Estatut y a la renovación del Tribunal Constitucional.
Granados fue breve pero no desperdició ni uno de los diez minutos que tenía asignados para hablar. Lo primero que dijo es que con su intervención podían haberse ahorrado las demás del PP ya que “todos pensamos lo mismo”, mientras el PSOE tiene múltiples posturas en cuanto al discurso territorial. Después criticó agriamente que “con la que está cayendo”, los políticos, -especialmente los socialistas y los miembros del Gobierno-, estén “perdiendo el tiempo” en estas discusiones sobre el retraso de la sentencia del Estatut y la renovación del alto tribunal.
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Rodríguez Zapatero le llamó reiteradamente “mentiroso” y le acusó de haber engañado a todos por incumplir todas sus promesa: la que hizo a los partidos catalanes de que respetaría la reforma estatutaria que fue aprobada por el Parlamento; también por haber dicho que el texto iba a ser “pulido” en el Congreso para hacerlo 'constitucional', cuando no fue así; y por último, por incumplir el pacto para renovar el tribunal Constitucional, que se encuentra bloqueado desde hace varios años al no llegarse a un acuerdo entre los partidos sobre los nombres de los magistrados.
“Todos estamos de acuerdo en que hay que el Tribunal renovarlo”, enfatizó Granados, mientras lo murmullos de protesta de los dirigentes del tripartito se hacían patentes desde los escaños de la sala. Pero seguidamente ‘retó’ a los demás partidos a sentarse en la Comisión correspondiente del Senado y a aceptar a los dos magistrados que propone el PP junto a los otros dos que propone el PSOE como fórmula para desbloquear el asunto. “Acepten los dos nombres que hemos propuesto los presidentes del PP de manera autónoma y soberana, acéptenlos porque no van a tener más remedio que aceptarlos”, sentenció el Consejero madrileño en tono retador.
Pero Granados también arremetió contra el ministro de Trabajo,
Celestino Corbacho, al que reprochó con dureza su asistencia al debate ya que “tiene cinco millones de razones – en alusión a la cifra de parados- para estar atendiendo otras cosas”. A Granados le aplaudieron a rabiar los representantes del PP que asistieron al debate.
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