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Obama justifica la nacionalización de General Motors

lunes 01 de junio de 2009, 04:48h
General Motors se ha declarado hoy en suspensión de pagos para reestructurarse y hacer frente a un mercado que ha evolucionado y en el que ya no hay sitio para coches de gran consumo de gasolina.

De hecho, se espera que la 'nueva' General Motors que renazca de la bancarrota sea más ecológica, más pequeña, más viable y con menos deudas. Además, el que fuera icono del capitalismo americano será temporalmente nacionalizado ya que el gobierno de Obama, en una apuesta arriesgada, se quedará el 60% de la compañía y también contribuirá con una ayuda de 30.000 millones de dólares que se suman a los 20.000 millones que ya inyectó recientemente y que no han servido para evitar la bancarrota, que supone el fin de una época.

Se trata de la mayor quiebra industrial de la historia de Estados Unidos pero la dirección aseguró que la fecha de hoy quedará marcada como el "nuevo inicio" de la centenaria empresa que durante décadas marcó la prosperidad del país.

En una intervención televisada a todo el país, el presidente de EE.UU, Barack Obama afirmó que el plan de bancarrota de General Motors permitirá la viabilidad futura de la compañía, que renacerá "más fuerte que nunca".
Por su parte, el consejero delegado de GM Fritz Henderson dijo que "hoy supone un momento clave en la reinvención de GM como una compañía más reducida, más atenta en el consumidor y más competitiva que, sobre todo, pueda generar rápidamente resultados positivos".
La nueva General Motors que emergerá de la quiebra será radicalmente distinta a la vieja empresa que dominó el sector durante décadas, con la mitad de marcas, bajo la tutela estatal y sin las pesadas cargas del pasado.

Para empezar, clausurará en Estados Unidos 11 plantas y cerrará temporalmente otras tres, lo que supondrá la desaparición de otros 21.000 puestos de trabajo.
Además, eliminará unos 2.400 concesionarios en todo el país para retener poco más de 3.600. Y mantendrá solo cuatro de sus ocho marcas. Se quedará con Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC y eliminará (ya sea a través de ventas o simplemente mediante el cierre) Pontiac, Saturn, Saab y Hummer.

Los abogados de GM presentaron un pliego de 24 páginas antes el Tribunal de Quiebras de Nueva York, que asignó el caso al juez Robert Gerber, un magistrado que ha supervisado las bancarrotas de empresas como Adelphia Communications y Ames Department Stores.
Las 24 páginas detallan las factorías que planea cerrar de aquí a 2010, sus acreedores así como la lista de sus activos, valorados en 82.300 millones de dólares, y su deuda financiera, 172.800 millones de dólares.

Los principales acreedores de GM son una compañía fiduciaria que tiene bonos por valor de 22.000 millones de dólares y el sindicato United Auto Workers (UAW), a quien se le debe 20.600 millones de dólares que debían financiar las prestaciones sanitarias de los jubilados de la empresa.
Poco después de declararse en quiebra, la firma dijo que ha llegado a acuerdos con el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y las autoridades canadienses (el Gobierno federal y el de la provincia de Ontario) "para acelerar su reinvención y crear una 'Nueva GM' más reducida y fuerte".

Como estaba previsto, General Motors ha solicitado al juez Gerber que apruebe el mantenimiento de las garantías de sus vehículos y que están siendo respaldadas por los Gobiernos de Estados Unidos y Canadá.
Durante una rueda de prensa de casi una hora, Henderson se mantuvo optimista sobre el futuro del gigante industrial estadounidense.
"Hoy la vieja GM es historia. Hoy empieza la nueva General Motors", declaró.

Para el máximo directivo de GM la nueva empresa será más pequeña pero más concentrada en productos y sus clientes, a los que pidió que no abandonen en estos momentos al centenario fabricante.
"Quiero que nos den otra oportunidad", afirmó.
Para el ejecutivo, "lo más duro" del proceso ha sido el cierre de plantas y la eliminación de miles de puestos de trabajo.

Con respecto las subsidiarias de GM fuera de EE.UU. y Canadá, aunque dijo que las "operaciones en México no están incluidas en la quiebra", si reconoció que están afectadas por la caída de la demanda en Estados Unidos.
Henderson repitió que la declaración de quiebra "no tendrá ningún impacto" en Europa, Suramérica o Asia y que en estos lugares las subsidiarias seguirán operando "sin interrupciones".
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