La primera jornada de Benicassim tenía un fuerte acento británico. Eso se notaba desde el camping de los alrededores, donde el idioma de
Shakespeare se impone claramente al de
Cervantes. Incluso los camareros se sorprenden cuando alguien se les dirige en español. Claro que el plato fuerte de la jornada eran
Oasis, posiblemente el grupo más popular de las Islas Británicas.
Su popularidad quedó demostrada nada más salir al escenario con toda una declaración de principios, “
Rock´n´roll Star”. El sonido no era el más adecuado pero a las 45.000 personas que se amontonaban en el recinto no parecía importarles. Y es que cuando se tiene un repertorio como el de la banda de Manchester no es difícil meterse a la gente en el bolsillo.
Liam desplegó toda su capacidad chulesca, en las poses que ya nos tiene acostumbrados, mientras
Noel se mantenía en un discreto segundo plano.
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El concierto fue celebrado por todo lo alto, algo que no extrañaba porque Oasis jugaban en casa. Benicassim parecía Bristol y la banda se sentía a gusto. El repertorio se basó en los fundamentales “
Definitely Maybe” y “
(What´s the story) Morning Glory”, aunque también hubo tiempo para escuchar “
The shock of the lightning” o esa gran cara B que era “
The Masterplan”.
Pequeños incidentes
La actuación tuvo dos momentos anecdóticos, el primero fue que la gente decidió escalar a las torretas de sonido, poniendo en peligro su propio pellejo, y la banda a instancias de la organización tuvo que pedir que se bajaran. El otro fue que en medio de “
Wonderwall”, con las 45.000 gargantas cantando al unísono se fue el sonido y la banda tuvo que empezar de nuevo.
El final lo puso la versión de “
I am the walrus” de los
Beatles. De bien nacidos es ser agradecidos, y es que Oasis tiene una deuda enorme con los de Liverpool. Eso sí pocos grupos tienen tal colección de himnos como los de los malencarados Gallagher.
La jornada inicial tuvo otros alicientes,
Los Coronas desplegaron una gran fiesta en el escenario pequeño, su surf instrumental se oía nítidamente, aunque la cantidad de público era reducida. Básicamente parte de la colonia española y algún inglés despistado.
Más suerte tuvieron los bilbaínos
We are Standard, encargados de cerrar el Escenario grande a partir de las 2:45 de la mañana. Su música emparentada con
Franz Ferdinand pusó a toda la gente a bailar y cerró las actuaciones de un Festival que en la próxima jornada recibe a
Kings of Leon,
Paul Weller o
Los Planetas.
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