www.diariocritico.com

La noche metalera de Arganda

Llegó Metallica... y el Rock se hizo en el Río

Llegó Metallica... y el Rock se hizo en el Río

martes 15 de junio de 2010, 11:38h
Como ya ocurrió en 2008, la edición madrileña del famoso festival de origen brasileño Rock in Rio se había convertido en el objetivo de las iras y críticas de los aficionados al rock. Y es que el cartel de las jornadas de este 2010 estaba de nuevo repleto de estrellas del pop. Pero tanto el pasado viernes y sobre todo este lunes, cierre del festival, el metal de Metallica, Motörhead y otras bandas hicieron olvidar esas frustraciones.
Las estrellas de cartel, los mitos vivientes norteamericanos Metallica, no defraudaron a nadie. Trajeron a Arganda, sede de este Rock in Rio versión Madrid, la dosis más grande de rock duro para las decenas de miles de aficionados, unos 50.000 espectadores que cerraron la edición de 2010 con un éxito absoluto.

Es cierto que Shakira, Rihanna y compañía llenaron la Ciudad del Rock- un parque temático en toda regla- hace una semana, pero los que dieron sentido a este festival fueron, insisto, las estrellas del metal. Y antes de Metallica otros grupos se encargaron de levantar la moral a la afición de la música.

Abrieron la tarde Hail!, un supergrupo de talentosos miembros de otras bandas de metal que tocan versiones de grandes canciones. La increíble voz, en forma, de Tim 'Ripper' Owens y las artes del guitarrista Andreas Kisser (Sepultura) y del bajista David Ellefson (Megadeth), hicieron las delicias de los primeros congregados en turno vespertino, a las 19:00. La versión de 'Painkiller' de Judas Priest, el 'Ace of Spades' de Motörhead y 'Symphony of Destruction' de Megadeth.



En poco más de media hora salían al escenario, también el secundario, el escenario Sunset, los Barón Rojo. No era la formación original, que ha girado en los últimos meses, sino la actual. Los veteranos patrios hicieron lo que pudieron, pero ya había cierta diáspora para ver a Söber en el escenario Mundo, cuya actuación había comenzado solapándose con Hail!. Los heavys más clásicos y veteranos aguantaron el chaparrón de sol, que tostó más de una espalda y quemó más de un pescuezo. Buen concierto que se animó sobre todo con la intervención como invitados de los Hail! junto a Barón Rojo tocando dos versiones de Black Sabbath -una de la época Dio, 'Neon Knights', y otra de Ozzy, 'Paranoid'-.


Turno para Marillion

Quedaba aún para el anochecer y a las 20.30 tocaba disfrutar de Marillion, aunque sólo para los más aficionados al progresivo y sinfónico. Lógicamente, hubo de nuevo diáspora, emigración y viaje para el escenario Mundo, donde tocaban a las 21:00 los Motörhead. Aunque comenzaron con retraso, se notó el bajón de público para ver a Steve Hogarth, Rothery, Trewavas, Mosley y Kelly, pero el quinteto fue ganando público y además estaba plenamente entregado. Su setlist fue algo confuso, con algún guiño más rockero al comienzo, pero finalmente decantándose por sus últimas joyas, como 'Neverland' -del álbum 'Marbles'- o la más reciente 'Hapiness is the Road'.

Pero el 'fregao' rockero y metalero tenía lugar en el escenario Mundo, donde se cerró la noche y el festival. El trío británico de Lemmy lo dio todo y no defraudó a nadie con su fórmula contundente. Una dosis de metal clásico que siempre gusta y no complica a nadie. Hay que decir que la contundencia de su sonido era tal que se escuchaban los estruendos del doble bombo desde el otro extremo, en el escenario Sunset. Increíble.

Pero la apuesta estrella, la cita más tremenda, era con Metallica. Los yanquis capitaneados por Ulrich y Hetfield saben congregar fieles allá adonde vayan, en cualquier época del año y cuantas veces sea necesario. Para verles se llegó al máximo de público, con unas 50.000 personas entregadas a sus grandes clásicos y algo más frías para recibir las canciones de su último álbum, el 'Death Magnetic'.

También hay que decir que la faraónica construcción y montaje del escenario Mundo hace a su vez una doble función, una buena y otra mala. Le da espectacularidad al evento, pero al mismo tiempo aleja al aficionado de la actuación. Después de verles en un pabellón, hay que reconocer que se disfruta más de su enérgica entrega musical en un recinto algo más pequeño que una explanada infinita en medio del campo.

Aún así, los 50.000 fieles al thrash más contundente lo dio todo para saltar y gritar con los clásicos, 'Master of Puppets', la siempre tranquila pero intensa 'Nothing Else Matters', 'Enter Sandman', 'One' y 'Welcome Home (Sanitarium)'. Los temazos del mencionado último disco, bien interpretados, quedaron algo fríos, como 'That Was Just Your Life', 'The End of the Line' o la maravillosa 'Cyanide', que incluso quedó algo extraña por cómo fue interpretada. El cierre, tras varios amagos de fin de fiesta, corrió a cargo del clásico 'Seek & Destroy'.

Y así llegó el metal al 'Río'. Una buena edición sin demasiado rock pero que arregló las cosas a última hora e hizo buena entrada todas las noches, ayudando a que la música siga regateando a la crisis. Si no en ventas de discos, sí en las grandes citas como ésta.

Un último comentario para la organización. Para los que siempre creen que los yanquis y los europeos pueden organizar cosas buenas y con eficacia, la franquicia brasileña de Rock in Rio lleva desde 1985 haciendo auténticas maravillas. Desde luego que para la prensa, el público, las familias... esta edición ha disfrutado de una organización implacable. Desde los grandes recursos de alimentación, bebida y ocio dentro del recinto como los de transporte. Impresionante despliegue y capacidad de estrategia comercial.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios