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Tarjetas opacas o poca vergüenza

Tarjetas opacas o poca vergüenza

viernes 03 de octubre de 2014, 09:28h
Miles, decenas de miles, cientos de miles de euros gastados con unas tarjetas de Caja Madrid de uso en muchos casos ilimitado -o con límites muy laxos- y sin justificación. Las llaman "tarjetas opacas", y el término es muy elocuente de la falta de transparencia de en qué las utilizaban y de quiénes tenían acceso a ellas. Y si las cifras dañan la vista, ver la lista de los "agraciados" es una auténtica causa de alarma social: concejales, diputados regionales, exconcejales, exdiputados, cargos públicos presentes o pasados y de todos los partidos con representación -se salvan sólo los de UPyD, que no existían como formación cuando se produjeron los hechos-; sindicalistas; empresarios... La codicia humana parece no tener límites, ni tampoco los tiene la falta de vergüenza.

Hemos vivido tiempos nefastos. Tiempos en que el dinero público -o de instituciones financiadas o rescatadas con fondos públicos- era dinero de nadie, que se gastaba con alegría y prodigalidad. Las "vacas gordas" nos hicieron vivir en un sueño de prosperidad del que algunos no despertaron ni siquiera cuando el globo se pinchó y ya había síntomas más que evidentes de lo que se nos venía encima.

Comprar en grandes almacenes e hipermercados, adquirir ropa y complementos, u ocupar habitaciones de hotel son algunas de las partidas en que se gastaban estos fondos de las tarjetas opacas. Además de en comidas, claro: los gastos de representación suponen también eso. Nunca he entendido porqué hay que comer con nadie para trabajar; creo que no hay nada que no se pueda hablar en el despacho, que es el lugar donde se va a trabajar.

Mucho se quejan los políticos cuando se les califica como "casta". Y yo estoy de acuerdo en que hay muchas clases de personas en esta actividad como en otras muchas, y no todos merecen esta calificación tan simplificadora y peyorativa. Pero acciones como esta de las tarjetas opacas debe hacerles reflexionar: cuando la gente las está pasando canutas para llegar a fin de mes, cuando los sueldos se recortan al tiempo que se estiran las jornadas laborales, cuando conseguir cita en el médico o plaza en el instituto cuesta esfuerzo y paciencia, no se puede admitir que un grupúsculo que ocupa, bordea o se codea con el poder disfrute de semejantes prebendas gastando sin justificación. Luego nos extrañamos de las opiniones que tienen los ciudadanos sobre políticos, empresarios, sindicalistas, periodistas, jueces y cualquier otro estamento.
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