El corazón dividido

A propósito de la Ley de Memoria Histórica tengo el corazón dividido, y si me apuran hasta la razón. Si yo tuviera un familiar enterrado en una cuneta, sin duda querría recuperar sus restos y darles la debida sepultura. Si tuviera un familiar fusilado por haber sido socialista, republicano, demócrata, o, sencillamente, por no haberse alineado con Franco y quienes se alzaron contra la República, querría igualmente que se le hiciera justicia.

Esto es lo que me dicta el corazón, pero, al mismo tiempo, sé que hay otra mucha gente cuyos abuelos sufrieron en las checas, o que igualmente sufrieron los excesos de quienes luchaban para mantener la República. Eso es lo terrible de una guerra civil, el odio, el que familias enteras se ven divididas, el que siempre hay excesos, que también los hubo en el lado de quienes defendieron la República, aunque sin duda lo transcendente es que Franco dio un golpe de Estado y sumió a España en una guerra sangrienta entre quienes le seguían y quienes defendían la legalidad.

Juicios sumarísimos, ejecuciones e injusticias se perpetraron después de la guerra, durante los primeros años del franquismo,  y posteriormente con una represión feroz. Además, la Historia tergiversada, contada desde el bando vencedor, despojando de dignidad y justicia a quienes se habían mantenido fieles a la legalidad, a quienes eran de izquierdas, o simplemente republicanos, o demócratas.

La Transición fue entre otras cosas un acto de reconciliación, de cerrar las heridas de las dos Españas, un punto y aparte, donde se decidió que bastante había sufrido la sociedad como para empezar a pasar factura a los gobernantes franquistas y volver a enfrentar a los ciudadanos. Yo creo que por eso fue un éxito la Transición, y también que quienes la pilotaron estuvieron a la altura de lo que demandaba la sociedad. La venganza no conduce a ninguna parte, excepto a remover aún más el dolor.

Durante todos estos años de democracia se han venido adoptando medidas encaminadas a paliar las injusticias cometidas contra quienes fueron defensores de la República y sufrieron por su lealtad. Han sido medidas aisladas que han ido paliando esas injusticias cometidas.

Puede que fuera necesario hacer una única ley y totalmente explícita para revindicar la memoria de quienes sufrieron la represión de los golpistas, pero personalmente creo que esa ley no se debería de haber hecho sin el concurso del principal partido de la oposición. Dividir a la sociedad, abrir heridas que parecían cicatrizadas sólo conduce a exacerbar emociones y provocan el enfrentamiento.

   Ya ven, tengo el corazón dividido, la Ley de Memoria Histórica es una Ley que me produce desazón.