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Juicio 11-M

Bouharrat también se escuda en supuestas torturas policiales durante su interrogatorio

lunes 26 de febrero de 2007, 15:49h
El acusado Mohamed Bouharrat justificó a preguntas del fiscal Carlos Bautista la aparición de cuatro fotografías suyas tamaño carnet en los escombros de la vivienda de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés, donde se suicidaron siete integristas islamistas el 3 de abril de 2004, indicando que se dejó las fotos en un vehículo que utilizó durante una temporada para dormir propiedad de una persona, de nombre Abderramán, que conocía a Jamal Ahmidan, alias "El Chino", uno de los suicidados.

   Este conocido suyo, que debía dinero 100.000 pesetas, le ofreció pagar la deuda contraída entregándole un automóvil Renault 19 que utilizó para vivir a su regreso a Madrid después de un viaje a Teruel y Barcelona realizado en febrero de 2004. Según dijo, las fotos localizadas en la vivienda se encontraban en una mochila en abandonó en el interior del vehículo después de ver que este amigo suyo saludaba a Jamal Ahmidan, alias "El Chino", después de los atentados. Reconoció a "El Chino" como una de las personas que se encontraba en orden de busca y captura por parte de las fuerzas de seguridad por su relación con las explosiones del 11 de marzo, ya que había visto su fotografía en los medios de comunicación.

   Al ver que Abderramán saludaba a "El Chino" discutió con él y se fue, abandonando las fotografías en el coche. Este conocido tenía además otro juego de instantáneas suyas que Bouharrat le había entregado para que se las diera a un abogado con objeto de regularizar sus papeles de residencia. En cuanto a la aparición de sus huellas en un libro de caracter religioso en la casa de Leganés, el acusado indicó que no tenía libros de su propiedad en el coche pero que Abderramán llevaba algunos y que probablemente tocó uno de ellos o lo consultó o lo utilizó para apoyarse para hacer alguna anotación.

   Las citadas fotografías le fueron enseñadas al acusado después de que solicitara insistentemente verlas alegando que llevaba "tres años" oyendo hablar de las mismas y que nunca había podido comprobar cuales eran. El secretario judicial le mostró las cuatro instantáneas, localizadas en muy buen estado y en las que se identifica sin lugar a dudas al procesado por integración en organización terrorista.

   Bouharrat es uno de los presuntos miembros de la célula que presuntamente perpetró los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La Fiscalía solicita 12 años de cárcel por un delito de pertenencia a organización terrorista.

   El Ministerio Público le acusa, en concreto, de realizar informaciones sobre posibles objetivos de la célula terrorista. Como principales pruebas, aporta contactos telefónicos con otros miembros de la célula, así como el hallazgo de sus huellas en un libro y de cuatro fotografías localizadas entre los escombros del piso de Leganés. Además, la fiscal Olga Sánchez le relaciona también con la colocación de explosivos en la vía del AVE Madrid-Sevilla en abril.

   El acusado explicó que Abderramán le propuso además, participar en un viaje a Algeciras destinado a transportar droga por el que, según le dijo su conocido, "El Chino" pagaría un total de 5.000 euros a repartir entre tres personas, pero negó que este desplazamiento estuviera destinado a transportar explosivos, como figura en el escrito de conclusiones preliminares de la Fiscalía.


Niega todos los cargos

  El acusado negó, además que tuviera como misión buscar objetivos para cometer atentados y el apoyo "logístico" de la célula terrorista y aseguró que no proporcionó comida a sus integrantes en uno de los domicilios que utilizaban para refugiarse, en Pozuelo. "Se está confundiendo con otro", indicó en respuesta a la pregunta del fiscal Carlos Bautista.

   Bouharrat dijo, por otra parte, que nunca utilizó un coche Citroen C3 de color azul, como considera acreditado la Fiscalía, para acercarse a la localidad toledana de Mocejón con objeto de colocar explosivos en la vía del tren de alta velocidad y negó haber visitado la vivienda de Leganés, aunque reconoció conocer a Mohamed Afalah, huido de la casa donde se produjo el suicidio de los siete terroristas y al que se considera muerto en Irak, con el que trabajaba como obrero y a Said Berraj, otro de los procesados que se encuentra en situación de rebeldía.

   En cuanto a la existencia de contradicciones respecto a su declaración en los juzgados tras su detención, explicó que entonces había sido "torturado". "Estuve cinco días en comisaría, me daban golpes en la cabeza, tenía que contestar a sus preguntas con lo que ellos querían y me amenazaban si cambiaba mi declaración", explicó, en referencia a su declaración ante la policía. Indicó además que nunca había pertenecido al Grupo Islámico Combatiente Marroquí, ni visionado videos sobre la yihad ni buscado objetivos de origen israelí en España.

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