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La cúpula del PP se da un lento baño de multitudes por las calles de Madrid

La primera manifestación convocada por el Partido Popular en la presente legislatura dio para mucho. Aznar tuvo sus minutos de fama. La organización se vio desbordada y Rajoy terminó pidiendo su sitio...

sábado 10 de marzo de 2007, 15:16h
Rajoy los convocó y allí que estuvieron “los ciudadanos de bien” que se dieron por aludidos. Muchos, muchísimos. Miles de ciudadanos se dieron por aludidos e inundaron el corazón de Madrid, colapsándolo de paso, como ocurre con cada manifestación que se convoca en la capital, que este año se celebran casi cada fin de semana.
Rajoy los convocó y allí que estuvieron “los ciudadanos de bien” que se dieron por aludidos. Muchos, muchísimos. Miles de ciudadanos se dieron por aludidos e inundaron el corazón de Madrid, colapsándolo de paso, como ocurre con cada manifestación que se convoca en la capital, que este año se celebran casi cada fin de semana.

Rajoy convocó a todo ciudadano español, cualquiera que fuera su color político, porque, según dijo, “éste no es un problema de derechas ni de izquierdas”. Una izquierda, que no se presentó como era de esperar. Al menos, eso pareció, pues a buen seguro que aquel simpatizante socialista que acudiera a la manifestación no dijo allí ni mú.

La comitiva tardó en arrancar y más en avanzar. De hecho, en más de media hora la cabecera no avanzó más de 20 metros. En ella se pudieron ver escenas curiosas. Dicen que lo bueno se hace esperar, así que el ex presidente Aznar no dudó en llegar el último, acaparando a su llegada todos los aplausos. Junto a su esposa se colocó en un primer momento en una discreta segunda fila hasta que intervino María San Gil, que cogiéndolo del brazo lo situó a su lado. Una vez ahí, ocurrió lo que a su llegada, Aznar acaparaba la atención y Rajoy no. Consciente de ello, volvió a retirarse a un segundo plano, donde permaneció hasta el final del recorrido.

Un recorrido que se hizo soporífero a más no poder debido a la inmensa cantidad de asistentes y a una organización que rozó el colapso. Con todo y con ello, en la zona acordonada para los medios, la tensión se hizo evidente en muchos momentos. Eso sí, atenuada para algunos canales autonómicos que recibieron un trato descaradamente preferente y que provocó más de un mosqueo entre los periodistas.

Las proclamas fueron prácticamente las mismas a las que se pudieron oír en las manifestaciones convocadas por el Foro de Ermua y la AVT.  "Zapatero embustero", "España merece otro presidente", "Rajoy amigo, España está contigo" fueron algunas de ellas. Las críticas más airadas se las rifaron el presidente del Gobierno y De Juana, que a pesar de ser causa esencial de la convocatoria de la manifestación no fue tan recordado.

La organización volvió a verse desbordada a la llegada de la cabecera a la Plaza de Colón, donde se dispersó para favorecer la fluidez. Ni mucho menos fue así. De hecho, más de un miembro popular estuvo a punto de dar con los huesos en el suelo ante la inmensa avalancha de gente que llenó las calles de Madrid de banderas españolas. Una vez allí, María San Gil volvió a tomar el mando y fue la primera en aparecer por el escenario montado en Colón. Tras ella fueron saliendo a escena otros miembros del Partido Popular que esperaban ansiosos la intervención de Mariano Rajoy.

Antes tuvieron que ver un vídeo en el que ciudadanos anónimos daban las gracias al Partido Popular por "no ceder al chantaje terrorista" o por "su corage" durante su legislatura. Un vídeo que dicho sea de paso, pareció sonrojar a más de un afiliado debido a la pobreza de su contenido. Tras él por fin intervino Mariano Rajoy, que visiblemente emocionado fue interrumpido con aplausos en muchos momentos de su discurso. En conclusión, el Partido Popular tuvo su día grande, bañado en aplausos y glorificado en recuerdos.







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