¡Menudo lío nos hemos armado!

Menudo lío nos han armado entre unos y otros. No sorprende que quienes carecemos de profundos conocimientos jurídicos, y acaso más aún quienes sí los poseen, andemos todos escandalizados, confundidos y algo irritados con los caminos multicolores que escoge nuestra justicia. O nuestras justicias, que a veces parece que existieran varias, disconformes las unas con las otras, cada cual aplicando sus propias varias de medir. Y entonces eso: el Gobierno, vía abogacía del Estado, impugna unas candidaturas de Acción Nacionalista Vasca, una de las tres vías -todos lo admiten- por las que Batasuna ha decidido estar presente en las elecciones. La Fiscalía impugna otras, unas cuantas menos.

Todo ello, derivado de un informe policial al juez Garzón, informe al que parece que le faltaban algunos folios, aunque nadie ha ofrecido mayores precisiones ni explicaciones acerca de tan extraña merma en el texto (¿dónde está el ministro del Interior, antaño tan locuaz?). O sea, que Fiscalía y Abogacía del Estado no han acordado sus impugnaciones, dando una impresión de desbarajuste, de algo de improvisación, de mal funcionamiento del Estado. ¿O es que unas listas le parecen contaminadas al Gobierno y no a la Fiscalía? ¿En virtud de qué criterios?

Todo ello, claro, para jolgorio de los batasunos, es de suponer. Que han sabido aprovechar los resquicios del Estado de derecho, la falta de firmeza y de claridad de algunas estructuras gubernamentales, para hacer lo que desde siempre pretendían, y así lo hemos contado muchos: presentarse en aquellas localidades en las que tienen posibilidades de colocar alcaldes o concejales. Y, además, han actuado dentro de los ya se ve que laxos márgenes legales, de la misma manera que lo han hecho Fiscalía y Gobierno, que evidentemente no están tan perfectamente coordinados como algunos dicen.

No me parece  mal la solución última, la de las ‘medias tintas’, salvadas sean las apariencias algo caóticas en esta recta final de cierre del caso que podríamos llamar ’Batasuna a las elecciones’: que unas listas, las menos descaradas, puedan concurrir, y las otras no. Puede que una solución más represiva hubiese sido mala, quizá peor que alguna más permisiva. Que algunos representantes oficiosos de Batasuna se iban a presentar, de una u otra manera, a unas elecciones de las características de las municipales, era evidente. Que impedir que concurra a las elecciones todo aquel que haya mantenido o mantenga una mínima conexión con la ilegalizada coalición era virtualmente imposible, una constatación repetida de ocasiones anteriores. Consolémonos: quizá sea mejor eso, una concurrencia ‘limitada’ de los mal llamados abertzales a las urnas, que tener a esa gente por completo fuera del sistema.

Era difícil gestionar el dilema, que irrita las heridas en carne viva de la sociedad española, que inspira no pocas críticas de la oposición y de unos medios de comunicación que se han mostrado -nos hemos mostrado- más bien desorientados por la ‘triple vía’ que los siempre imaginativos batasunos han ideado para burlar el espíritu de una ley, la de partidos, respetando la letra. ¿Fraude de ley? No me atrevería a decir tanto. Simplemente afirmo que las cosas han discurrido, aunque a trancas y barrancas, por el camino más lógico, más acorde con el sentido común. Aunque el espectáculo haya sido, en momentos, lamentable, comenzando por la falta de explicaciones oficiales y siguiendo por algunas reacciones de ‘no a todo’ desde la oposición. Para no mencionar, desde luego, la chulería insoportable con la que ciertos dirigentes batasunos han evidenciado el pitorreo.

Pero, en fin, espectáculos lamentables, derivados de esos recovecos que permite una diversa interpretación de la justicia, los estamos viviendo casi cada día. Ahí tienen ustedes la absurda espectacularidad de la operación judicial que llevó a la detención de una cantante célebre, Isabel Pantoja, a la que su fama esta vez ha perjudicado: ¿es más culpable la Pantoja que ciertos evasores de cuello blanco que hacen que la economía española sea de las más negras de Europa?. Desde luego, y salvando siempre la impecable profesionalidad del juez del ‘caso Malaya’, se podían haber hecho las cosas de otro modo, más discreto, con el mismo resultado y sin penas infamantes accesorias para la tonadillera.

Y volviendo a la cuestión anterior: quizá, en paralelo, se podrían haber hecho las cosas de manera menos dispersa en el repudio de algunas listas de ANV-Batasuna, suponiendo que se pueda decir así, equiparando automáticamente a ANV con Batasuna, lo que tampoco me parece tan, tan exacto, aunque algo de verdad haya en ello. Y es que hay gentes a las que les gusta liarse y liar a los demás. Y, claro, eso siempre es aprovechado por quienes tan acostumbrados están a no respetar la ley. No sé cuántos alcaldes y concejales obtendrán los batasunos  el próximo día 27; este primer envite, el previo, lo han ganado a los puntos. Yo, al menos, me he quedado con una tremenda sensación de digno ridículo.