Lamentable, pero, al menos, debatieron

Lamentable debate el que pudimos ver los telespectadores en la noche del miércoles entre Miguel Sebastián y Alberto Ruiz Gallardón, los dos candidatos principales al Ayuntamiento de Madrid, cargo desde luego mucho más importante que la mayor parte de los ministerios. Acusaciones veladas que atañían a las respectivas vidas privadas y sugerían ‘otras’ implicaciones, de carácter más crematístico. Eso es lo que nos quedó a los telespectadores de este debate.

Tremendo que esto ocurra entre las dos opciones posibles a la alcaldía de Madrid. Porque tales alfilerazos, tan insinuantes, no mejoran precisamente la opinión de la ciudadanía acerca de su clase política. Es el resultado de muchos silencios, medias verdades, palabras susurrantes, que es como se mueven las cosas en la política española. Y claro: las cosas acaban por estallar cuando menos les conviene a sus protagonistas. Así, la recta final de la ‘batalla de Madrid’ se puebla de ‘revelaciones’ acerca de los chalets de un candidato, de los títulos nobiliarios de otra…Y la casa, es decir, las cosas que nos atañen a quienes poblamos, sufrimos y gozamos la ciudad, el debate sobre lo que la capital de España nos va a ofrecer y a quitar en el futuro, sin barrer.

¿Es esto lo que nos merecemos los ciudadanos?

Con Zapatero y Rajoy acusándose mutuamente, pocas horas antes del debate Sebastián-Ruiz Gallardón, de estar favoreciendo a ETA con sus respectivas políticas, ese prestigio de nuestra clase política no va a aumentar precisamente. Lo cual es cosa que ambos debieron pensar antes de lanzarse mutuamente los cuchillos.

No hay mucho más que decir. Saque cada cual sus conclusiones. Eso sí, al menos debatieron, que otros, ni a eso se han prestado.