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Zapatero y Rajoy, nuevo combate

martes 08 de abril de 2008, 17:37h
A este firmante, la primera parte de la sesión de investidura le pareció una nueva edición de los debates electorales de hace poco más de un mes, cuando se enfrentaron "a cara de perro" para resultar hegemónicos ante los electores. Los debates electorales terminaron ya, y los electores determinaron que Zapatero les merecía mayor confianza, o mejor disposición para atender a los problemas de la Nación. Lo cierto es que en esta investidura se cumple el trámite siguiente, en el que el designado jefe del gobierno, todavía en funciones y reelegido para continuar otros cuatro años, adelanta los puntos clave de su programa de Gobierno.

Rajoy ha insistido en manifestar su profunda desconfianza hacia el presidente, por más que éste le invitara y apremiara a sumarse a un pacto de Estado, a ser posible con todos los partidos parlamentarios, para terminar de una vez con ETA, sin volver sobre las circunstancias que hicieron imposible tal pacto en la legislatura anterior. Esa ha sido una de las cuestiones centrales y objeto de desavenencias graves. La otra, la situación económica, sobre la que ambos personajes también exhibieron sus puntos de vista muy distintos, incluso desde sus respectivos diagnósticos.

Zapatero, y se supone que Solbes y otros analistas y estudiosos consultados, entienden que la actual desaceleración económica, que afecta de manera muy particular al sector inmobiliario, habrá concluido a mediados de la nueva legislatura, es decir, en 2010, y que desde entonces, y superado ese bache,  se recuperarán los niveles de crecimiento de los años anteriores, que fue formidable durante los cuatro años de la legislatura.  Zapatero anunció su propósito de afrontar los problemas que origina esta desaceleración económica y a quienes empiezan a padecerla.

Las exportaciones, la inmigración, el agua..., fueron otras de entre las muchas que se abordaron en estas primeras comparecencias de los dos principales dirigentes políticos de la nación. En ocasiones, con muy severas críticas al adversario. "Ustedes, en los ocho años de Gobierno del PP, no añadieron un solo litro de agua para atender las necesidades de los españoles", reprochó Zapatero a Rajoy. Y en el otro sentido, las recriminaciones del líder de la Oposición a Zapatero: "No es usted creíble, hace lo contrario de lo que dice y dice lo contrario de lo que hace..."

¿Con los discursos de Zapatero y Rajoy terminaba, de hecho, la sesión de investidura? Esa podía ser la sospecha, eliminada la duda de su los nacionalistas guardaban alguna sorpresa. Es del todo improbable. Es más, cabe sospechar que los dirigentes de los partidos que representan a grupos nacionalistas de distintas Comunidades Autónomas han encajado de manera poco grata el anuncio de Zapatero de recuperar para el Estado determinadas áreas y competencias ahora mismo ya están cedidas y gestionadas por las Comunidades Autónomas y que figuran en sus correspondientes estatutos. 

De ahí que quepa suponer que Zapatero tan sólo obtendrá los votos de su propio partido, y eso sucederá el viernes en la segunda votación. Pero esta vez, no habrá habido peaje previo hacia ningún partido por razón del apoyo que pudieran dar al mayoritario y aspirante a gobernar la Nación. Esa es la gran diferencia.
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