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El PSOE se acerca a la izquierda

Ley de plazos en el aborto, eutanasia, laicismo, fuera crucifijos... los socialistas se enfrentan a la Iglesia

Ley de plazos en el aborto, eutanasia, laicismo, fuera crucifijos... los socialistas se enfrentan a la Iglesia

sábado 05 de julio de 2008, 16:37h
> Ya estaba en su programa de 2004; el objetivo es lograr una ley mucho más amplia
> Seguirán las nucleares, quieren un pacto para el agua y se distancian de la Iglesia


La Ponencia Marco del 37 Congreso Federal del PSOE propone en uno de sus más polémicos apartados la reforma de la ley del aborto, pero en el sentido de encaminarse a una ley de plazos. La portavoz socialista en el Senado, Carmen Silva, ha presentado esta enmienda a la Ponencia como una gran novedad y un gran avance, pero olvida que esa misma ley de plazos por la que ahora abogan los socialistas estuvo incluida en el programa electoral del PSOE de 2004 (página 99), aunque es verdad que no se ha incluido ese partido en el de 2008.

         La iniciativa dice textualmente que “apoyaremos la creación de un grupo de expertos y expertas que revisen el funcionamiento de esta ley y hagan una nueva propuesta para mejorar nuestra legislación, recogiendo las experiencias más innovadoras de las leyes europeas de indicaciones y plazos”. O, lo que traducido al castellano significa que el Partido Socialista apuesta por una ‘ley de plazos’ para el aborto.

         Según la enmienda aprobada en Comisión, los socialistas dicen que su objetivo es "garantizar el derecho a la salud sexual y reproductiva de toda la población y muy especialmente de las mujeres, incluyendo el derecho al control de la maternidad, a través de una adecuada información y uso universalizado de métodos anticonceptivos, con la finalidad de reducir el número de embarazos no deseados”.


Ley de plazos

         El PSOE considera necesaria la revisión y actualización de la legislación sobre el aborto, tras 23 años de su entrada en vigor, por “los profundos cambios sociales y médico-científicos que han tenido lugar durante esta etapa y los avances logrados en materia de los derechos de las mujeres”.

         En ese sentido, dice la Ponencia Marco del PSOE -el conjunto de valores que mueven al partido- que la organización apoya la creación del citado grupo de expertos que revisen el funcionamiento de esta ley y que hagan una nueva propuesta para mejorar nuestra legislación. Ahora bien, “recogiendo las experiencias más innovadoras de las leyes europeas de indicaciones y plazos”.

         Finalmente, los delegados socialistas han aceptado tres criterios en cuanto al alcance y prestación de esta materia: la equidad territorial en la prestación de este servicio que “debe estar incluido en la red sanitaria pública o concertada”, garantizado la accesibilidad; la seguridad jurídica y el respeto a los derechos fundamentales de las mujeres y de los profesionales que las atienden y “el respeto a la voluntad de las mujeres y al derecho a decidir sobre el control de su maternidad”.

         Según Carmen Silva, por el momento se trata solamente de ‘abrir una reflexión’ sobre este espinoso asunto, sobre todo después de la experiencia de la clínica abortista del doctor Morín. Pero la portavoz socialista en el Senado no pudo explicar por qué no se aprobó antes una ley de plazos, ya que la misma estaba incluida en el programa electoral de 2004 con el que Zapatero ganó las elecciones generales, y por qué no se ha incluido en el programa para los comisiones del pasado 9 de marzo.



 
Hacia el Estado laico: el órdago a la Iglesia

         El capítulo religioso ha experimentado un vivo debate, pero el dirigente socialista Álvaro Cuesta ha conseguido introducir gran parte de sus postulados: primero, y “en aras de la convivencia de una sociedad democrática” el PSOE se compromete a apoyar la reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR 7/1980), uno de los grandes tabúes actuales.

         Dicen que “es necesaria una nueva ley que contemple en toda su amplitud esa realidad plural para regular sin discriminaciones los derechos de la ciudadanía en el ejercicio de sus libertades de conciencia, de asociación, de expresión, etc. en lo que afecta a la pertenencia a comunidades religiosas”. Es decir, que quieren un trato igualatorio para todas las confesiones, sin privilegios confesionales.

         Esa reforma pasa por la desaparición progresiva de símbolos y liturgias religiosas en los espacios públicos y en los actos oficiales del Estado y profundizando en la separación entre el Estado y las confesiones religiosas. Lo cual significa que, por ejemplo, el crucifijo frente al que juran sus cargos los ministros desaparecerá.

         Se añade un párrafo que, sin duda, no va a gustar en la alta curia española: “La Iglesia católica, cuya singularidad histórica, cultural y sociológica en España reconoce el Partido Socialista, debe ser consciente de que el inciso final del art. 16.3 de la Constitución Española no otorga prevalencia de derechos y no es razón para privilegios ni puede significar limitación alguna de la aconfesionalidad del Estado”.

         En definitiva, el nuevo propósito socialista se resume en avanzar en la laicidad constitucional que se sustancia en cuatro principios de acción política: la libertad religiosa y de conciencia; la igualdad de trato y no discriminación del Estado; la separación entre Estado y cualquier confesión religiosa; y la y la cooperación con las confesiones religiosas teniendo en cuenta las creencias religiosas de los españoles.

         La resolución recogía también que los funerales de Estado, realizados por el rito católico, podrían ser civiles, aunque, según el secretario general del grupo parlamentario socialista, Ramón Jáuregui, esta puntualización se ha retirado del documento al considerar que aunque era un ejemplo, "no era el mejor".



Mantenimiento de lo nuclear y pacto de agua

         Otras cuestiones polémicas aprobadas en comisión son, sin duda, las relativas al avance en el Estado laico, en las energías renovables y en las políticas del agua. Respecto a estos dos últimos aspectos, el PSOE ha decidido mantener los tiempos de vida de las actuales centrales nucleares, aunque apostando claramente por las energías renovables.

         En cuanto al agua, después de un durísimo debate se ha llegado a un pacto salomónico: reclamar un pacto de Estado que saque el agua del debate político y que se estudien todas las posibilidades, incluyendo los trasvases siempre que existan condiciones y acuerdos.

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