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Cambio de rumbo en Euskadi

Cambio de rumbo en Euskadi

lunes 10 de marzo de 2008, 13:13h
El lehendakari sigue perdiendo votos. 123.000 votos con respecto a las últimas elecciones es lo que ha perdido el Partido Nacionalista Vasco en los comicios de este 9 de Marzo donde los socialistas vascos, liderados por Patxi López, han conseguido un abrumador triunfo en las tres provincias de la Comunidad autónoma Vasca. Por primera vez en la historia, el PNV pierde en Vizcaya su legendaria hegemonía debido al arrollador avance de los socialistas.

El PSE logra un triunfo histórico al imponerse en el bastión electoral del PNV por primera vez tras treinta años de democracia. En concreto, los socialistas se han impuesto en esta provincia con una diferencia de 36.000 votos, obteniendo 4 escaños por 3 el PNV y 1 el Partido Popular.

En Bilbao el avance socialista se ha traducido en una diferencia de casi 10 puntos (36,78% a 27,30%) invirtiendo, de esta manera, los resultados de las elecciones generales del 2004. La victoria de los socialistas se amplía a las otras dos capitales vascas haciéndose especialmente contundente en San Sebastián (40,33% a 17,23%).

De esta manera, la primera contienda electoral a la que se ha enfrentado Iñigo Urkullu, presidente del Partido Nacionalista Vasco, con el plan Ibarretxe de fondo, ha constituido un sonoro fracaso que, sin duda, le tendrá que hacer reflexionar de cara a las elecciones autonómicas. La derrota de su partido se ha fraguado, sobre todo, en los grandes municipios vascos, pudiéndose asegurar que el voto urbano ha dado la espalda a los proyectos del lehendakari y de la nueva directiva de su partido.

Tanto en Baracaldo como en Sestao, Ermúa, Trapagarán, Galdácano, Lejona, Eibar, Rentería, Irún e incluso en el tradicional feudo peneuvista Zarauz, los socialistas han barrido a la formación jeltzale. El lider de este partido, Iñigo Urkullu, nada más concluido el recuento de los votos, ya reconoció que los 6 escaños obtenidos no eran los resultados que hubiesen deseado para, acto seguido, anunciar que su formación emprenderá “una serena reflexión” para averiguar “por donde se mueve la sociedad vasca” y en que medida se ve afectada por unas elecciones generales.

El ganador de las elecciones, el socialista Patxi López, algo sorprendido por el histórico y contundente triunfo, aseguró que “ganar al PNV es posible”. Este incremento de votos socialistas también supone un fuerte retroceso para el partido liderado por Javier Madrazo.

El Consejero de Vivienda del Gobierno de Ibarretxe y líder de Ezker Batuak resultó el otro gran perdedor de la jornada electoral. Su formación sufrió un auténtico descalabro electoral al perder más de la mitad de los votos que obtuvo en las elecciones generales del 2004.

EB cosechó los peores resultados de su historia obteniendo 50.102 sufragios frente a los 102.342 que obtuvo en los anteriores comicios. En consonancia con el discurso que Gaspar Llamazares pronunciara en Madrid, Javier Madrazo, atribuyó la perdida de votantes al “bipartidismo, la polarización, la llamada al voto útil del PSOE y a la conmoción por el atentado contra Isaiás Carrasco”. Precisamente en Mondragón, la localidad guipuzcoana donde fue asesinado el militante socialista, el Partido Socialista de Euskadi también arrasó. Con un índice de abstención del 40%, los socialistas obtuvieron un 39,96% de votos – un 14 % más que en las últimas generales – frente a un 22% del PNV – 6 puntos menos que en el 2204.

Esta alta abstención se tradujo en la totalidad del territorio vaco en un índice de 11 puntos más alta que en el resto de España. Un 35% de la población vasca no acudió a las urnas, siendo la provincia más abstencionista Guipúzcoa donde fue de un 41,8%. Comparativamente esta abstención no difiere mucho de la producida durante las últimas convocatorias electorales: en las autonómicas del 2005 el 32% de la población vasca no acudió a votar, mientras que en las municipales del 2007 el porcentaje alcanzó el 39,5%.

Sin embargo, en Guipúzcoa, territorio donde la ilegalizada izquierda abertzale suele nutrirse de la mayoría de sus votos, la abstención sí creció notablemente: ayer fue de un 41,8% mientras que en las generales del 2004 apenas llegó al 27%. Con este índice de abstención podría afirmarse que la llamada de la izquierda abertzale a la no participación en la contienda electoral ha surtido el efecto que esperaban y que ni siquiera el asesinato de Isaiás Carrasco ha hecho mella en el irreductible electorado que se mantiene fiel a la izquierda abertzale e independentista.

Con las elecciones finalmente concluidas, los vascos han dejado bien patente que confían en los socialistas vascos como alternativa al PNV y en la capacidad de Rodríguez Zapatero para liderar en conjunto del Estado. Parece también evidente que el nacionalismo democrático se ha dado un auténtico batacazo – al desplome del PNV se une la pérdida del escaño que EA tenía en el Congreso de Madrid.

Algunos nacionalistas ya han atribuido el triunfo de los socialistas al efecto de solidaridad que produjo en la sociedad vasca el asesinato de Isaias Carrasco, pero, si esta falta de pudor no se lo impide, harían bien en reflexionar que “la hoja de ruta” del lehendakari puede estar en el origen de su descalabro, más si tenemos en cuenta que los partidos que componen el tripartito del Gobierno Vasco han sido los que realmente han sufrido una fuerte derrota en estos comicios.
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