Ya no saben qué hacer para intentar atajar una crisis financiera que va tomando tintes cada vez más dramáticos. El sistema bancario internacional no recupera la confianza y los mercados interbancarios siguen “
secos”, sin liquidez a pesar de las inyecciones diarias de dinero público, canalizadas bien a través de los bancos centrales, bien a través de los propios gobiernos. El laborista de
Gordon Brown ha inyectado 62 millones de libras para intentar salvar a una banca, como la británica, al borde de la quiebra. Otros, en cambio, son más expeditivos y cierran la bolsa a la espera de mejores tiempos. Es el caso de Rusia.
El ejemplo mas significativo de cómo están las cosas, ha sido el leve retroceso del Euríbor que no se acompasa con la drástica reducción de los tipos de interés. El diferencial, ahora, es descomunal. Y las hipotecas y préstamos a interés variable apenas van a notar la decisión.
Lo que siempre ha sido un signo inquietante, la volatilidad en las bolsas, ahora se ve como un factor positivo. Al menos el Dow Jones de Industriales, parece haber adoptado esta tendencia y a media sesión recobraba el 1,53% mientras que en tecnológico Nasdaq sube un 1,87%.
Mientras tanto, las potencias industriales agrupadas en el selecto
“club de los ocho”, el G-8 empiezan a considerar seriamente una reunión extraordinaria con la intención de adoptar decisiones que dén la necesaria confianza a los mercados. El primer ministro Británico G. Bown ha escrito una carta a sus colegas proponiendo una declaración conjunta en este sentido. Italia, por su parte, se ha mostrado partidaria de esta reunión extraordinaria
Y en España, mientras se polemiza en torno a la inyección de 30.000 millones de euros en el sistema financiero a cargo del Tesoro Público, surgen nuevos problemas para la banca: los patrimonios medios y altos depositados en las entidades financieras amenazan con marcharse a otras latitudes “
más seguras”. A otros bancos europeos donde garantizan el 100% de retorno en caso de quiebra. Las decisiones unilaterales adoptadas por algunos gobiernos europeos, como el alemán o irlandés, no benefician a las entidades financieras españolas que intentan presionar al Gobierno para que adopte la decisión de garantizar el 100% de los depósitos sin límite. De ahí la irritación del vicepresidente Económico,
Pedro Solbes para el cual un sistema como el europeo, con las fronteras liberalizadas no se puede permitir ese tipo de descoordinaciones que benefician claramente a unos pocos perjudicando a la mayoría.
Vídeo: La Bolsa al cierre