Es una de las formas que Marruecos tiene para protestar contra el actual Gobierno español, del que dicen que asiste sólo como ‘observador’ ante los movimientos de influencia islámica que se perciben en Ceuta, cuya población musulmana es tradicionalmente seguidora de la escuela suní-malekí, cuyo comendador de los creyentes viene personificado en
Mohamed VI, el máximo representante del trono alauí.
Según publicó Diariocrítico, el CNI y los servicios de Información de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad se encuentran en estado de alerta en Ceuta ante la presencia de chiítas en la ciudad. Las alarmas se dispararon hace casi dos meses al detectar procesos de radicalización en ciertos personajes ceutíes de origen musulmán, a los que se atribuye la presencia reciente de dos miembros del marroquí Partido Justicia y Desarrollo (PJD) en la Ciudad Autónoma (a la que consideran ‘ciudad ocupada’, al igual que a Melilla) para pronunciar conferencias en la reciente conmemoración de la fiesta religiosa del ‘Maulid’, a finales de marzo. Ceuta parece convertirse en un banco de pruebas de la batalla por la 'fidelización del musulmán español'.
Los servicios secretos españoles y marroquíes -que en la lucha contra el yihadismo salafista actúan conjuntamente- han detectado la posibilidad de infiltración del salafismo en la ciudad, pero no existe un criterio uniforme a la hora de afrontar estrategias claras de actuación. Regímenes como el iraní estarían exportando conceptos religiosos diferentes al rito marroquí, lo malekí, para ir ganando adeptos en el mundo musulmán en España. La puerta de entrada, claro, es fundamentalmente Ceuta.
En Marruecos, el régimen de Mohamed VI ya inició hace tiempo -sobre todo después de los atentados de Casablanca- una cruzada en su territorio contra ese islamismo yihadista, pero han detectado que sus principales seguidores se están asentando en Ceuta y Melilla, como paso previo a la España peninsular. Y eso es lo que Marruecos ha venido denunciando al Gobierno de
Rodríguez Zapatero en cuantas ocasiones ha podido.
Sin embargo, y pese a algunas operaciones policiales en Ceuta llevadas a cabo por el juez
Baltasar Garzón, Marruecos cree que el Gobierno español no actúa contundentemente contra esta ‘infiltración’, y ha pasado a adoptar otras medidas de presión, como la de cambiar sus fuerzas en la frontera ceutí y con órdenes de registro estricto de personas y mercancías.