Caín y Abel

En esta historia sólo existe Caín y además son cuatrillizos.

Yo, al menos, no sé en qué acabará pero lo que es cierto es que de ella no saldrá nadie (de los del PP) sin daño.

Detrás del supuesto espionaje en la Comunidad de Madrid no hay ni periodismo de investigación ni leches. Hay uno o varios dossiers que alguien ha entregado a un periódico para hundir políticamente a un enemigo, que no tiene por qué ser de otro partido político.

Detrás de todo esto hay juego sucio, ganas incontenidas de venganza y deudas no económicas impagadas.

Detrás de todo esto hay ambición de poder y sed de revancha.

Detrás de todo esto hay complicidad mediática y política y aprovechamiento indecente desde la acera de enfrente.

Detrás de todo esto hay indolencia y dejación de responsabilidades por no haber actuado a tiempo.

Detrás de todo esto hay desconcierto porque mientras tanto el gobierno de Zapatero puede seguir haciendo lo que le dé la gana sin miedo a la oposición.

Detrás de todo esto hay torpeza y falta de profesionalidad.

No seré yo quien anime a nadie a que desde el PP se actúe como harían los del PSOE. No me imagino a una escena parecida a la de Felipe González despidiendo y abrazando a Barrionuevo y Vera a las puertas de la cárcel de Guadalajara, pero en el partido de Zapatero no hay fisuras y, como dijo Guerra, el que se mueve no sale en la foto, mientras que en el Partido de Rajoy las grietas son enormes y no hay manera de juntarlos a todos para hacer una foto de familia.

Es probable que todo quede en casi nada, pero el ruido y la polvareda que se está originando sólo favorecen al inquilino de la Moncloa que, una vez más, se irá de rositas después de su espectáculo tramposo en el programa “Tengo una pregunta para usted”, pero como afirma la sabiduría popular: “unos nacen con estrella y otros nacen estrellados”.