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Ante el debate sobre el estado de la Nación

El PNV prepara su artillería para responder a la ofensa recibida

El PNV prepara su artillería para responder a la ofensa recibida

viernes 08 de mayo de 2009, 18:58h
El Debate sobre el estado de la Nación, que se celebrará la próxima semana en el Congreso de los Diputados, los días 13 y 13, ha pasado, a día de hoy, desapercibido en el País Vasco. No ha estado en la agenda de los actores político y mediáticos atentos a los cambios que ha vivido Euskadi en las últimas semanas y que se han materializado la que ahora concluye, el martes en el Parlamento vasco, y el jueves en la Casa de Juntas de Gernika, con el relevo al frente de la Lehendakaritza protagonizado por el nuevo lehendakari Patxi López.
Si bien es cierto que, aunque apenas han tenido reflejo en los medios de comunicación vascos los prolegómenos vividos en la Cámara baja entorno a la celebración de este debate, el más importante que se celebra cada año en las Cortes, a nadie se le escapa que los diputados que representan a las circunscripciones vascas en el Congreso estarán viviendo estos días previos inmersos en la preparación de sus respectivas estrategias, concretando sus aportaciones a las intervenciones de sus portavoces y en la elaboración de posibles resoluciones para su escenificación en el salón de plenos de la Carrera de San Jerónimo.

    La crisis económica, la lucha contra ETA y el nuevo escenario político que se dibuja en el País Vasco, tras las elecciones autonómicas del 1 de marzo,  la conformación de una nueva mayoría en el legislativo de Vitoria, que componen el PSE y el PP, y el relevo en la Presidencia del Gobierno vasco, van a marcar, a buen seguro, la orientación y el tono de las estrategias de los diputados vascos en este debate.

    Empezando por la última cuestión planteada, el cambio político en el País Vasco ya se ha dejado notar en la política nacional con un brusco cambio de las posiciones del PNV, que ha pasado de ser socio preferente del Gobierno a convertirse en uno de sus principales hostigadores y propiciar que el PSOE haya perdido ya alguna votación en la Cámara. Como botón de muestra sirvan las palabras del diputado Emilio Olabaria, quien días atrás, advertía que al Gobierno le espera “un tsunami” en el Congreso. Estas declaraciones del representante nacionalista auguran que el PNV se sumará en todas aquellas cuestiones que sean de su interés a la pinza que le tienen preparada al Gobierno el PP y CiU.  

    En este debate, en contra de lo que ocurrió en el anteriormente celebrado, el del 2.007, ya que el pasado año no se celebró al ser convocadas las elecciones generales, es de esperar que la lucha contra el terrorismo pase a un segundo plano. El consenso alcanzado entre el Gobierno y el PP en esta materia hace suponer que se aborde el asunto de corrido y, en todo caso, unos y otros se feliciten por los éxitos cosechados por las FSE en la persecución y sucesivas detenciones de los jefes y las diferentes estructuras operativas de la banda terrorista.

Desde sus aspectos estrictamente políticos, a buen seguro que el PNV sí arremeterá contra el ejecutivo en el Debate sobre el estado de la Nación con la cuestión de la aplicación de la Ley de Partidos, que ha propiciado la ausencia de la izquierda abertzale por primera vez en el Parlamento vasco y de esta manera se ha hecho posible, a juicio de los nacionalistas, tanto los moderados del PNV como los más radicales, una nueva mayoría del PSE y el PP. Esta supuesta utilización en clave electoral de la Ley de Partidos de la que acusan al PSOE y al PP se ha convertido en el raca raca de los dos últimos meses para los seguidores de Ibarretxe y Urkullu porque, según ellos, ha propiciado que se hayan visto apeados del ejecutivo de Vitoria y de muchas áreas de poder de la Administración vasca y de las numerosas empresas públicas, tras treinta años de poder omnipotente.

    Cuestión que enlazaran con la supuesta renovación de la política del “café para todos” y de la merma a la baja de las cotas de autogobierno y singularización de Euskadi que, para el PNV, vendrá de la mano de una negociación a la baja entre el Gobierno de Patxi López y el de José Luis Rodríguez Zapatero de las 36 transferencias pendientes a la Administración autonómica vasca. Lo que para los socialistas será un logro, tras treinta años de bloqueo y desencuentros entre ambas administraciones, para los nacionalistas se convertirá en una cesión del ejecutivo de Vitoria a las pretensiones centralistas y jacobinas del de Madrid. Lo mismo se aplicará por parte del grupo nacionalista a la oferta de Patxi López para negociar un nuevo Estatuto. Al tiempo.

    Finalmente, como también viene siendo tradición, junto a las criticas más o menos ocasionales que se puedan hacer a las medidas tomadas por el gobierno de Zapatero para paliar la situación de crisis económica y la paulatina y constante destrucción de puestos de trabajo, el otro gran frente de batalla que presentará el PNV será el de las inversiones e infraestructuras que corresponde al Gobierno central en el País Vasco por formar parte de sus competencias no transferidas: redes ferroviarias, grandes carreteras, puertos y aeropuertos.



El PNV, lo ha demostrado a lo largo de dilatada trayectoria y presencia en las Cortes Generales, no dudará de aliarse esta vez con el PP si con ello castiga el ejecutivo de Rodríguez Zapatero por haber propiciado su salida del Gobierno de Vitoria. Todo indica que ese será el trofeo que pretenderá conseguir y traerse al País Vasco para consumo interno de sus bases,  y hacer ver de esta forma que el PSOE ha recibido el castigo merecido por su afrenta.

La mayoría de los diputados vascos son del PSOE. Además, el PP tiene tres.

    De alguna manera, estará advirtiendo al partido de José Luis Rodríguez Zapatero y Patxi López de que los vascos no perdonan, de que aquel que osa atacar a los vascos recibe una merecida respuesta. Como si los diputados del PNV fueran los únicos diputados vascos. Y es que la presencia y el sentir de los diputados socialistas y populares vascos se van a diluir, como es habitual, en la actuación de sus respectivos grupos parlamentarios. Sin embargo, una vez más, se dejará oír la voz de los diputados del PNV en el salón de plenos, gracias a la conformación de un grupo propio, lo que induce a considerar que ellos representan en solitario a los vascos y son, por tanto, los únicos que defienden sus intereses en el legislativo de Madrid. Y nada más lejos de la realidad.

    Los diputados vascos se integran en tres grupos parlamentarios, en los del PSOE, PP y Partido Nacionalista Vasco y, aunque en la cámara se sienta otra diputada de notoria ascendencia vasca, Rosa Díez, de UPyD, justo es reconocer que su escaño representa a los ciudadanos de Madrid. Otro dato a tener en cuenta es que la mayoría de los diputados que representan a Euskadi en el Congreso son socialistas, 9, frente los seis que forman parte del grupo Nacionalistas vascos, y los tres que se sientan en la bancada del PP.


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