Im-presentables del domingo, 25 de abril de 2010

Gallardón sigue fastidiando el fin de semana

Al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, le siguen gustando mucho las juergas de fin de semana. El sábado fueron las manifestaciones -a las que él es ajeno, desde luego-. Pero este domingo ha sido su gran día: hace pasar dos maratones justo por el centro de Madrid y, no contento con eso, organiza la gran 'conciertada' en plena Gran Vía, uno de esos fastos del centenario de la calle que ha montado para su mayor lucimiento electoral gastando, por cierto, un dineral.  Mientras tanto, los madrileños de a pie -o de a coche- que quieren disfrutar, en lo que les dejan las zanjas, de la ciudad, a fastidiarse otro 'finde' más. Y van...



Nunca cien dieron para tanto…

Nunca cien personas –incluidos algunos niños, a los que se hizo portar banderas inconstitucionales-- en una manifestación dieron tanto que hablar. Nos referimos, claro está, a la ‘marcha’ falangista por el centro de Madrid, paralela a la manifestación de miles --¿cuántos?—de personas también por las calles céntricas de la capital. Los que reivindicaban la memoria de José Antonio Primo de Rivera --¿de quién? se preguntarán tantos españoles nacidos después de ‘la oprobiosa’—tuvieron la suerte de que había convocada una marcha en defensa del juez Garzón y de algunas ideas que, por cierto, casi nadie pone en duda, y lograron, así, tener su cuarto de hora de protagonismo.


Un protagonismo, y aquí viene nuestra crítica, exagerado por algunos periódicos ligados a planteamientos de la derecha radical: no se puede poner en los mismos caracteres tipográficos la salida a la calle de los pintorescos cien de la FET y de las JONS –‘de las yons’, leen algunos jóvenes locutores radiofónicos, a quienes esto les suena a chino— que a los acaso veinte mil garzonitas, por mucho que los lideren ‘los de la zeja’. No es periodísticamente ético equiparar una cosa, minimizándola, con otra, magnificándola.

Y conste que quizá nosotros mismos, en este Diariocritico, tengamos que hacer alguna autocrítica, porque dimos excesiva relevancia previa a una manifestación, la de los cien camisasazules, pensando que su coincidencia con otra de signo contrario podría dar lugar a incidentes. Que, por fortuna, no se produjeron. En fin: que, por si restaba alguna sobre si algo nos queda del franquismo, la ‘marcha de los cien’, entre los que, por cierto, no faltaban algunos tipos peculiares, nos la ha resuelto.

Así transcurrió la marcha falangista...




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