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Control aéreo: unos pocos contra todo un país

Control aéreo: unos pocos contra todo un país

miércoles 04 de agosto de 2010, 17:48h
Los controladores aéreos españoles han decidido echar un órdago a la dirección de AENA y al ministro de Fomento y llevar adelante una huelga contra las medidas de restablecimiento de la disciplina y la seguridad en ese colectivo, el mejor retribuido de España. Ante la gravedad de tan injustificado desafío, conviene decir claramente que la huelga de Control Aéreo es algo fuera de toda lógica y lo que es más grave, una apropiación temeraria y culpable del concepto de Seguridad, que no es de ellos sino del sistema completo de Navegación Aérea, en el que por cierto también trabajan miles de profesionales que lo hacen más duramente que los controladores, en peores condiciones y mucho menos retribuidos.

    Conviene saber que la seguridad del transporte aéreo viene, en su mayor medida, del esfuerzo y avances tecnológicos. En el caso español, el sistema SACTA es fruto del esfuerzo de la empresa privada INDRA y de muchos técnicos de AENA que no son controladores y desde luego no cobran sus jugosos sueldos de lujo. Un esfuerzo hecho, por cierto, para que el control sea mas seguro y los controladores trabajen mas tranquilos. ¿Con que desvergüenza intentan los controladores patrimonializar toda la responsabilidad de la seguridad de la navegación aérea cuando no hacen ni siquiera las horas que  les corresponden? Sucede además que otra parte clave de la seguridad viene de los miles de procedimientos de navegación aérea seguidos escrupulosamente por miles de trabajadores aeroportuarios, de AENA y de las diferentes empresas del sector, que, infinitamente peor retribuidos que los controladores, se dedican en cuerpo y alma a dar servicios a las Compañías Aéreas y a los pasajeros para asegurar la plena eficiencia del sistema.

    Y sin embargo, son una vez más los controladores, esto es, los mejor pagados de todo el sistema con muchísima diferencia tanto en empresas privadas como públicas, quienes intentan monopolizar el concepto de seguridad y además ponen en riesgo la vida y las vacaciones de millones de españoles y turistas. Es inaceptable que desde la bien retribuida seguridad de sus puestos públicos los controladores pongan en riesgo todo el sistema español de navegación aérea para y sólo para mantener sus privilegiadas condiciones laborales y retributivas. AENA y el ministro de Fomento deben recibir el más completo apoyo de la ciudadanía en la que por fin parece decidida voluntad de poner orden y sensatez en las torres de control de los aeropuertos españoles. Después de tantos años de abuso por los controladores de su privilegiada situación, ya era hora de que se hiciera lo que era necesario hacer. Sólo por ello, el ministro de Fomento, José Blanco y el presidente de AENA, Juan Lema, merecen el agradecimiento de la ciudadanía y debe recibir el pleno respaldo de la opinión pública y por tanto, de los medios de comunicación social.

    En el sector turístico, la huelga de controladores aéreos, de llevarse a efecto, puede tener efectos letales. Los operadores turísticos ya han advertido de que “el turismo español se queda a los pies de los caballos de un colectivo a la deriva, que no quiere o no puede tomar las riendas de su destino”. Nada menos. Y añaden las siguientes consideraciones: “Ejercen un derecho constitucional y se ponen a la altura de cualquier otro ciudadano. Durante los últimos años, y más aún durante las últimas semanas, se han considerado de otro mundo, ajenos a las leyes y a las responsabilidades. Ahora sí; ahora deberán asumir lo que significa una huelga legal, y se pondrán en el escaparate de lo que significan sus reivindicaciones en comparación con lo que
se reclama en otras huelgas. Ahora los trabajadores de todos los sectores podrán comentar lo que piden y el coste de la alternativa. El coste de la alternativa va directamente contra los trabajadores del Sector Servicios y más concretamente contra los trabajadores del Turismo; ese sector del que ayer mismo conocíamos su mejor resistencia a la crisis económica, y que se verá abocado irremediablemente a una recesión desconocida para regocijo de nuestros competidores mediterráneos”.

    Subrayan los operadores turísticos que “es de agradecer el impulso político del Gobierno para resolver este conflicto enquistado durante tantos años; por eso, esperamos que la gestión a realizar durante las próximas semanas, alcance el más alto nivel del rigor administrativo y de la eficacia empresarial. El Turismo, y con él las compañías aéreas, nos ponemos al lado de una solución en la que triunfe la razón general frente a la particular, sin que ello signifique el atropello de los derechos individuales. Los derechos para todos, homologados y equilibrados a las condiciones y a las circunstancias. A los controladores aéreos les decimos que consideramos su función, que valoramos su capacidad técnica, que apreciamos su respuesta en los momentos difíciles, pero que no podemos compartir una posición que se aleja cada vez más de los nuevos procedimientos y de las nuevas tecnologías”. Nada menos.
 
    Los controladores aéreos deben saber que, de seguir adelante con este conflicto que es una agresión incalificable a los derechos de la ciudadanía y a los importantes intereses del sector turístico, vital en nuestro país en términos de oferta de trabajo en tiempos tan difíciles como los que atravesamos, van a tener en contra a la opinión pública  y a todas las fuerzas políticas del arco parlamentario. Lo suyo no es un conflicto laboral, esto debe quedar claro, sino un secuestro de algo tan importante como es la seguridad de los usuarios del transporte aéreo, a beneficio del que quizá es el colectivo laboral más privilegiado de España en términos de trabajo y retribución. No pasarán.




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