Esta fue una de las principales conclusiones que extrajo Zapatero de la cumbre del G20 de Toronto (Canadá), donde, en rueda de prensa, mostró su satisfacción por la "definitiva consolidación" de España en el principal foro de coordinación económica mundial.
Zapatero defendió también la tasa bancaria para afrontar eventuales crisis de las entidades y reconoció la posibilidad de tener que ampliar el fondo de garantía de depósitos español, algo que "las entidades financieras seguramente no acogerán con gran entusiasmo", pero que deberán asumir por responsabilidad.
Según explicó, el fondo de garantía de depósitos ha cumplido su función, pero puede que deba ser "completado" cuando los socios europeos determinen los principios generales de la tasa bancaria en el seno de la UE.
"Lo que no puede ser es que ante una crisis del sistema sean los Estados, los recursos públicos los que tengan que salir al rescate", insistió antes de señalar que, aunque España no ha tenido que inyectar dinero en sus grandes bancos, "debemos estar prevenidos".
Junto a esta cuestión, el principal debate del G20 fue la tensión entre los países que, como los europeos, apuestan por acelerar la consolidación fiscal y los que, como Estados Unidos, defienden una retirada de los estímulos progresiva para evitar dañar un crecimiento todavía frágil.
A su juicio, no hay tal dilema, porque todos los países están comprometidos con la reducción del déficit y todos necesitan crecimiento económico.
Zapatero reconoció que los ajustes aprobados, que implican reducir los salarios de los empleados, congelar pensiones y un fuerte recorte a la inversión pública, son "duros y difíciles", pero aseguró que ese "gran esfuerzo de país" es necesario.
"El Gobierno va a llevarlo a la práctica con determinación, no vamos a vacilar, no vamos a dudar, es fundamental para la salud económica y para el futuro de España y su estabilidad", manifestó.
A su juicio, tras la tensión vivida en los mercados de deuda, que ha afectado de manera singular a España, todos los países tienen un compromiso con la consolidación fiscal, la moderación de la deuda pública y la reducción del déficit público porque "no hay alternativa", pero también deben apostar por el crecimiento.
Un crecimiento que, advirtió, "no puede venir impulsado por el gasto público", sino por las reformas estructurales. "Tenemos que fomentar crecimiento sin gasto público", aseguró. "No hay un dilema, la economía mundial necesita consolidación fiscal, reducir déficit y moderar el crecimiento de la deuda pública, pero también crecimiento económico", reiteró.
Como hizo ante los lideres del G20, defendió la reforma laboral y la reestructuración de las cajas de ahorros, un pacto en política energética y la reforma del sector servicios.
El gran esfuerzo de gasto público realizado para paliar las peores consecuencias de la crisis, añadió, "no es sostenible" ahora y para mantener las expectativas de crecimiento a medio plazo reducir el déficit es "fundamental e imperioso".
Comercio
Reclamó también un compromiso para incrementar la competencia, avanzar en la ronda de Doha para liberalizar el comercio mundial y aprovechar la lucha contra el cambio climático como una fuente de crecimiento.
Entre las decisiones concretas alcanzadas en la cumbre, destacó el acuerdo para rebajar a la mitad los déficit públicos en 2013 y estabilizar la deuda para 2015, aunque los objetivos de la UE son más ambiciosos y Zapatero reiteró su compromiso de situar el déficit público en el 3 por ciento en 2013.
Destacó también el compromiso de lograr la reforma definitiva del sistema financiero internacional en la próxima cumbre del G20 que se celebrará en Seúl en noviembre para "superar los fallos clamorosos" de un modelo con un exceso de desregulación e incentivos "perversos".
Se aprobarán, dijo, unos incentivos razonables, una regulación adecuada y transparencia para los mercados.
Para lograr este último objetivo, Zapatero abogó por la publicidad de los test de resistencia a los que se someten las entidades bancarias, una decisión que ya ha adoptado España y la UE y por la que le felicitó el presidente estadounidense,
Barack Obama.
Zapatero reveló que había hablado con Obama y con su equipo económico y que éstos le habían transmitido su satisfacción por el "rumbo" que había tomado España.
El jefe del Ejecutivo español aprovechó también la cumbre para reclamar el compromiso internacional con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que se revisarán en la ONU en septiembre.
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