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El asalto de Israel, terrorismo de Estado

El asalto de Israel, terrorismo de Estado

miércoles 02 de junio de 2010, 19:10h
El Ejército de Israel ha cometido una verdadera acción de terrorismo de Estado al asaltar a la pacífica “Flota de la Libertad” que pretendía hacer llegar ayuda humanitaria a la ocupada franja de Gaza.  Los muertos y heridos son una única responsabilidad de Israel y por ello debe cumplirse la petición del Consejo de Seguridad de las NN UU "una investigación rápida, imparcial, creíble y transparente" e Israel debe ser sancionado por haber herido y asesinado a un número indeterminado de activistas.

También debe cumplirse la petición de NN UU de "pedir la inmediata liberación de los barcos y de los civiles retenidos por Israel", entre los cuales se encuentran tres españoles, los activistas Manuel Tapial, Laura Arau y David Segarra.

Israel ocupa ilegalmente Palestina, somete al pueblo palestino a vejaciones, humillaciones y a extrema violencia ignorando resoluciones de NN UU y convenciones internacionales. El muro que perpetua el régimen racista de apartheid, las colonias que ocupan territorio palestino, la destrucción de la vida social, cultural y económica de los palestinos y el inhumano bloqueo de Gaza, son las causas de la situación en la que nos encontramos, y todo intento de romper bloqueos y denunciar la violencia que sufre el pueblo palestino es legítima.

La comunidad internacional ha de pasar de las palabras a los hechos, de las condenas verbales a las sanciones y al aislamiento internacional del Gobierno de Israel para no convertirse en cómplice de graves crímenes contra la humanidad. El silencio o la comprensión de acciones tan graves se convierten en colaboración real, y al igual que pasó en Sudáfrica si la comunidad internacional reacciona puede detenerse la masacre de todo un pueblo.
La actitud justificativa de los asesinatos por parte del embajador de Israel en España,  Sr. D. Raphael Schutz, ante las cámaras de RTVE produce sonrojo e indignación y califica la baja calidad democrática de un Estado que practica el terrorismo y se organiza de forma racista.

Hace unos dias me encontraba en Palestina, con un grupo de activistas y cargos públicos verificando el respeto a los Derechos Humanos en los territorios ocupados por israel, he recorrido Hebrón, Belén, Ramala, Jerusalén, Nablús y otras ciudades palestinas, conocía parte de la historia de este pueblo y hace un año y medio intenté entrar en Gaza por mar sin conseguirlo, la marina de guerra israelí me lo impidió en plena ofensiva del ejercito de Israel sobre la franja de Gaza.

Ahora he conocido las colonias judías, algunas gigantescas como las que intentan rodear a Jerusalén-Este. Me recuerdan las construcciones turísticas de “Marina d’Or” en la costa castellonense, y siguen creciendo, la actividad es fuerte de grúas y andamios. El plan diabólico es decir que son parte de Jerusalén (nuevos barrios judíos de la ciudad para los sionistas), ciudad que Israel dice que es suya, y mediante su crecimiento, que se conecta a territorio de Israel de forma segregada y en régimen de apartheid de los palestinos, irse comiendo mas y mas territorio palestino de Cisjordania. Las carreteras de conexión, las gasolineras y otros enclaves forman parte de la red de araña que van tejiendo para dominar a este pueblo obstinado y tomar poco a poco pero de forma sistemática, su tierra.

La voracidad de tierra de Israel confirma la naturaleza imperialista de ese estado y su caracterización racista de querer que sea solo y exclusivamente con mayoría demográfica judía de forma obligada. En su constitución se proclama que es un estado “judío y democrático”, creo que solo la primera parte de la proclama puede sostenerse.

He paseado también por el interior de la colonia judía de Hebrón, una de las más violentas del país. 2000 soldados “protegen” a los 500 colonos judíos de la población palestina, de 30 a 35.000 mil habitantes. La colonia judía ha ocupado por la fuerza el centro histórico de la ciudad (entre el 30 y el 40% del territorio de la misma) y expulsado a sus habitantes, recorro las calles fantasmas de tiendas palestinas vacías y casas desabitadas, allí donde hubo antaño el mercado de frutas y verduras más importante de Cisjordania. Los soldados israelíes nos paran en diversas ocasiones, nos preguntan quienes somos, a donde vamos, no somos palestinos, no hay problema.

El muro es un verdadero disparo para los ojos, su trazado sinuoso y arrogante disipa finalmente cualquier duda, quieren construir una cárcel gigante y encerrar a todo un pueblo, para cruzarlo hay que pasar por los Check-Points, te miran fusil en mano, te piden el pasaporte, te preguntan donde vas. Familias cercanas e incluso padres e hijos que viven cerca están divididos por el muro, para ir a trabajar… Check-Point, para ir al hospital… Check-Point, para ver a tu familia… Check-Point. Hemos tenido suerte y hemos pasado bastante rápido, no éramos palestinos, ellos emplean muchos días de dos a cuatro horas para pasarlos. Ver todas esas situaciones nos ayuda a entender  muchas mas cosas.

* Joan Josep Nuet i Pujals
Senador de izquierda Unida

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