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Crónica de Ángel Gómez Fuentes

Nuestro corresponsal en Roma analiza la 'pesadilla' del Papa

Nuestro corresponsal en Roma analiza la "pesadilla" del Papa

lunes 22 de marzo de 2010, 22:08h
El escándalo de pedofilia es seguramente el más grave de cuantos han afectado a la Iglesia católica en el último siglo. Para Benedicto XVI constituye sin duda una pesadilla. Nació con gran virulencia en Estados Unidos y ahora el escándalo golpea a Europa, desde Irlanda a Alemania.
Se trata de una situación grave y vergonzosa que he llevado al Papa a dirigir a los católicos irlandeses una carta en tono humilde e indignado. Al declarar su profunda preocupación, Benedicto XVI afirma que comparte la consternación y la desazón, así como el sentimiento de traición que experimentan muchos católicos por actos pecaminosos y criminales y por la manera en que éstos han sido afrontados por las autoridades de la Iglesia en el país.

Cardenal Ratzinguer: "Cuanta porquería hay en la Iglesia"

Hay amargura en el Papa y pasajes de dureza al afirmar, por ejemplo, que “estos actos han obscurecido la luz del Evangelio hasta un extremo como no se había logrado ni siquiera en siglos de persecución”. La valentía que muestra Benedicto XVI en esta carta tiene un precedente. Cuando era cardenal, Josep Ratzinguer, sorprendió con una muy dura exclamación compuesta para el Vía Crucis del 25 de marzo de 2005, pocos días antes de la muerte de Juan Pablo II: "¡Cuánta porquería hay en la Iglesia, y precisamente entre aquellos que, en el sacerdocio, deberían pertenecer completamente a Él!".

El diagnóstico lúcido y severo de la carta de Benedicto XVI supone el fin de la política del silencio en la Iglesia sobre casos de pedofilia. Hasta hace poco tiempo se había impuesto precisamente el silencio para no dañar a la Institución. Ahora el Papa exige claridad. Algunos obispos entonan junto a Benedicto XVI el “mea culpa”. Es el caso del presidente de los obispos alemanes, Robert Zollitsch, quien admite que la Iglesia en Alemania ha escondido “durante años” los abusos a menores. La posición del Papa se hace difícil en su Patria, pues la prensa, como hace el semanario Der Spiegel en su último número, afirma que Benedicto XVI sabía y callaba durante su etapa pastoral en Munich y posteriormente en Roma.

Riesgo para el pontificado

El riesgo para Benedicto XVI es ver obscurecido su pontificado por este escándalo. Para afrontar esta grave crisis, Benedicto XVI tenía que actuar con urgencia. Por el momento, y ante la pérdida de credibilidad de muchos obispos, lo ha hecho en solitario con la carta a los católicos irlandeses. A quien ha sufrido abusos, el Papa ha dirigido "con humildad" palabras claras e impactantes, declarando una vez más vergüenza y remordimiento, consciente de que para algunas víctimas ahora es "difícil incluso entrar en una iglesia", pero les asegura que podrán quedar curadas precisamente por las heridas de Cristo.

Junto a la intransigencia con el pecado, el Papa ha hecho un llamamiento también, en el Angelus del domingo, a la misericordia hacia el pecador, afirmando que quien esté libre de pecado que lance la primera piedra.

Cambio en la Iglesia

Cabe considerar que tras este documento de Benedicto XVI, la situación en la Iglesia en relación con la pedofilia ha cambiado en un doble sentido: El Papa no infravalora o disminuye la importancia del escándalo y se pone de parte de las víctimas. Ahora para dar credibilidad al documento de Benedicto XVI las diócesis deben investigar si hay víctimas y han sido escuchadas, y castigar a los
culpables.

Iglesia Italia denuncia campaña de descrédito

Para la Iglesia será un proceso largo, de penitencia y curación, un proceso que no debería hacer olvidar el trabajo eficaz y silencioso de la mayoría de los sacerdotes. La pedofilia es un fenómeno minoritario dentro de la Iglesia y no es exclusivo de ésta. Por desgracia, la pedofilia es una “ plaga” muy extendida en la sociedad. Precisamente, el temor de la Iglesia es que se generalice y se desate una campaña de descrédito contra la Iglesia, lo que sería a todas luces injusto. De hecho, hoy mismo el presidente de los obispos italianos, cardenal
Bagnasco, ha vuelto a condenar la pedofilia como algo aberrante, al tiempo que denunciaba una campaña de descrédito contra la Iglesia.
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