Cerrado el cambio de alianzas en Canarias

A primera hora de la tarde de este martes se hacía oficial la ruptura del pacto de Gobierno de coalición del nacionalismo canario (CC) y el partido popular (PP) del archipiélago, como consecuencia del respaldo anunciado por CC a los Presupuestos Generales para 2011 nadie sabe a ciencia cierta a cambio de qué más allá del asunto de las llamadas aguas canarias, entendiendo por tales las que perimetralmente engloban las Islas del Archipiélago, asunto de viabilidad más que dudosa en términos de legalidad nacional e internacional. Ha trascendido, eso sí, que ante la retirada del PP de la actual coalición de gobierno con CC, Paulino habría recibido seguridades de La Moncloa de que se impondrá a los esquivos socialistas canarios el respaldo parlamentario al Gobierno nacionalista que queda en minoría, lo que habrá hecho crujir las entrañas de Juan Fernando López Aguilar, el hombre inteligente y honrado, pero poco flexible para las necesidades de cintura de la política, que obtuvo, aunque insuficiente para gobernar, el mejor resultado histórico del socialismo en el complejo archipiélago y a quien, años atrás, alguien preguntó en una cena de políticos y grandes empresarios, en el Nuevo Club de Madrid, por la posibilidad de un eventual gobierno de coalición en Canarias, de nacionalistas y socialistas, recibiendo la indignada respuesta de López Aguilar: “¿Pero es que tu me crees capaz de pactar con la mafia?”. Nada menos.

López Aguilar siempre ha mantenido la tesis de que CC no es realmente un partido político sino la organización política que traduce y gestiona los intereses de las mafias económicas y no sólo económicas del archipiélago. A estas horas, es posible asegurar, con todos los datos en la mano, que la ruptura del pacto entre el PP canario y los nacionalistas de CC no ha sido finalmente ni una imposición a José Manuel Soria desde Madrid, ni una pataleta por libre del líder de los populares canarios, sino una decisión analizada y plenamente acordada entre Las Palmas y Madrid.

¿Qué va a suceder a partir de ahora, al margen del hecho consagrado de que Rodríguez Zapatero ha completado holgadamente los votos precisos para sacar adelante los inverosímiles Presupuestos Generales para 2011, y evitar en consecuencia la convocatoria anticipada de elecciones generales? No hace falta leer en las entrañas de las ocas para saber que se avecinan tiempos de terrible endurecimiento de la contienda política en España. Al final del final, y como algunos vaticinamos y avisamos desde tiempo atrás, Rodríguez Zapatero se ha llevado por delante, en su aferramiento al poder, todos los logros de conciliación nacional y diálogo político plural y transversal recibidos de la Transición y de los sucesivos Gobiernos de Suárez, Calvo-Sotelo, González y Aznar.

La extrema gravedad de la situación es inocultable y se podrá decir más suavemente, pero la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. El horizonte político de España es peor que ominoso. Así están las cosas, sin que el PP, en un raro ensimismamiento al que, entre sus dirigentes, contribuyen algunos socialdemócratas vergonzantes, consiga traspasar el escenario y hacerse suficientemente verosímil como la alternativa liberal que España necesita y que los españoles visiblemente reclaman.

Por lo demás, en Canarias parece razonable suponer que Paulino Rivero y José Manuel Soria tendrán que limar asperezas en orden al trámite de aprobación de los Presupuestos para 2011, que por cierto han sido elaborados, en sus hasta ahora funciones de vicepresidente económico, por el líder del PP canario, lo que lleva a deducir que el cambio de alianzas, esto es, la configuración de un gobierno CC-PSC, si finalmente La Moncloa consigue hacer tragar la cicuta a los socialistas canarios, deberá esperar unos pocos meses, con obvio deterioro del clima político del Archipiélago.

Tras la entrega al PNV de la cabeza del inverosímil Patxi López, y la rara expedición por el derecho marítimo internacional en el asunto de las aguas canarias, parece ya claro que Rodríguez Zapatero, quien con toda evidencia no se para en barras, podrá conseguir la aprobación parlamentaria de esos Presupuestos Generales en los que es imposible encontrar alguien de cierto nivel económico o empresarial que crea, y posponer la convocatoria de elecciones generales, manteniendo pues lo que de verdad le importa que es su residencia en La Moncloa. ¡Qué país, Miquelarena! Hoy estamos peor que ayer, pero todavía mucho mejor que mañana.