A pesar de que el presidente de la CEOE, Juan Rosell, estuvo presente anoche en el cierre contrareloj del acuerdo de las pensiones entre el presidente del Gobierno y los dos dirigentes de Comisiones Obreras y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, el resto de la cúpula empresarial no parece haberse enterado de este acuerdo.
Así lo manifestaba este jueves el nuevo presidente de Cepyme, José Antonio Segurado, y el secretario general de la patronal española, José María Lacasa, quienes, a preguntas de los periodistas, se mostraron visiblemente molestos, y argumentaron que nadie les había informado. Unas horas después el líder de la patronal madrileña, Arturo Fernández, aseguraba que la dirección de la patronal estaba al tanto de todas las negociaciones, aunque reconocía no haber visto los últimos documentos al respecto.
Una muestra evidente de descoordinación y de falta de comunicación entre las organizaciones empresariales, por lo que a los empresarios respecta. Pero también una evidencia más de cómo se están negociando últimamente cuestiones y reformas vitales para la economía del país, como la reforma laboral, la de las cajas o esta de las pensiones: con prisas, descoordinación y nocturnidad.
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