Cien días para el primer gran asalto

Los socialistas lo han repetido hasta la saciedad este fin de semana en Sevilla. Quedan cien días para el 22 de mayo, primera gran cita electoral (municipales y autonómicas) que pondrá sobre el tapete si es verdad eso que anuncian repetidamente todas las encuestas de que el pueblo español está deseando un cambio de Gobierno. De momento, el primer asalto no ha hecho mas que comenzar con ventaja para el PP. En sólo un mes he asistido a las dos grandes convenciones que los dos partidos han celebrado en Sevilla. La diferencia entre ambas ha sido enorme. Y ambas se pueden resumir en una sola palabra. Mientras la del PP fue la convención de la euforia, quizás la de excesiva euforia, la del PSOE ha sido la convención de la resignación, quizás también la del excesivo derrotismo. Ni uno ni otro las tienen aun todas consigo.

En el ambiente del Palacio de Congresos de Sevilla se mascaba un cierto hartazgo, una desconfianza en sus propias posibilidades que ni Chaves ni Blanco, y muchos menos Zapatero, han sabido descongelar. Los más audaces hablan de unas encuestas propias que les dan bastante mejores resultados que las del CIS, pero nadie sabe decirte dónde están esas encuestas ni en que ciudades y comunidades autónomas se han hecho. Otra cosa no, pero, al menos, sí es verdad que muchos de los presentes aún tenían ilusión para seguir adelante, que ya se sabe que, con la esperanza, es lo último que se pierde. De todas formas no convendría perder la perspectiva. Lleva razón Pepe Blanco al decir que los socialistas son unos expertos en "darle la vuelta a las encuestas", que se lo pregunten a Rajoy. Así que yo pediría menos auforia en unos y menos desánimo en los otros. Hasta que no se escrute el último voto en la noche del 22-M no se habrá decidido nada. El primer asalto electoral está a la vuelta de la esquina y si para el PSOE perder Sevilla, Jerez, Jaén, Barcelona, Vigo, San Sebastián. La Coruña, Tarragona, Alcalá de Guadaira o Dos Hermanas sería toda una tragedia, para los populares no conseguir arrebatarle algunas de esas ciudades también sería un duro varapalo para las aspiraciones de Mariano Rajoy a ocupar la Presidencia del Gobierno en el 2012. De hecho, en Andalucía los populares están convencidos que gobernarán en las ocho capitales y no hacerlo sería un fracaso que le pasaría factura a Javier Arenas y a sus aspiraciones a ocupar el Palacio de San Telmo.

Es curioso comprobar como Sevilla se ha convertido este año en la ciudad talismán de unos y otros. El reto de lograr la Alcaldía hispalense es para ambos partidos la clave de futuros proyectos de Gobierno. PSOE y PP hablan de Sevilla como "la llave del cambio", la ganzúa que abre puertas a la Junta de Andalucía y al Gobierno de la nación. Sinceramente no creo que sea para tanto aunque es verdad que si Juan Ignacio Zoido obtuviera mayoría absoluta en la capital de Andalucía, podría provocar un verdadero terremoto en las estrcuturas internas del PSOE andaluz y, por ende, en Ferraz. Una derrota generalizada en las elecciones municipales conllevaría un serio replanteamiento sobre la idoneidad de la continuidad de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Ejecutivo. Y ya se sabe que las crisis internas en los partidos surgen cuando se pierde el poder. Ya hay gente en el PSOE afilando cuchillos por si fuese necesario usarlos para acabar con el enemigo interno,

La escena de algunos concejales socialistas acudiendo a los escasos consejeros del Gobierno andaluz presentes en la Convención para pedirles ayuda que reforzara sus cargos en los pequeños municipios andaluces daba una somera idea de cómo están las cosas en lo que ha venido en llamarse "el granero de votos" del PSOE. Porque seamos claros, Sevilla puede ser la clave, pero las localidades andaluzas de menos de treinta mil habitantes son, sin duda alguna, el gran almacén donde el PSOE obtiene sus amplias mayorías y donde consigue hacerse con las Diputaciones. Perder un buen número de estos municipios sí que sería un drama para los socialistas, un drama que no sólo podría costarle el puesto a Zapatero sino también a Pepe Griñán. Habrá que estar atentos a la campaña y a las continuas inauguraciones de ministros y consejeros que no van a parar de patearse desde El Ejido a Ayamonte y desde Santa Elena a Tarifa para evitar un descalabro que no por anunciado dejaría a los socialistas a los pies de los caballos.