Fallo involuntario, por supuesto, pero gravísimo. El de la organización del Rally Dakar, a cuyo frente está Etienne Lavigne (en la foto), que por una increíble desconexión entre los diversos satélites de seguimiento a cada uno de los pilotos no atendió al francés Pascal Terry cuando se perdió. Éste, falto de asistencia, murió tres días después.
Aunque el propio Lavigne ha tenido la honestidad de reconocer de manera pública este "error que no se puede explicar", según sus propias palabras, e incluso de abrir una investigación interna, de poco va a servir ya al pobre Terry ni a sus familiares.
Tantos millones gastados y tanto presumir de la mejor carrera de rallys del mundo, que lo es, pero esta muerte "se podía haber evitado", en palabras del médico que le realizó la autopsia. Para una muerte que tiñe de luto la carrera y que además de evitable es impresentable para los organizadores.