La cabra siempre tira al monte

El juez Garzón ha entrado en campaña y ha fijado su tiempo para decidir si empura, y por cuanto, a uno o ninguno de los imputados, acusados de blanqueo de capitales, fraude fiscal, cohecho y tráfico de influencias en los ayuntamientos de Boadilla del Monte , Majadahonda y en la Comunidad Valenciana.

Cuando digo que ha fijado su tiempo quiero decir que ha calculado, a ojo de buen cubero, que necesitará hacer interrogatorios durante todo el período que dure la campaña electoral de las elecciones gallegas.

Es pura coincidencia que sus interrogatorios, que alimentarán la información de la prensa, se prolonguen durante ese tiempo, como también es absoluta casualidad que le guste cazar con el ministro Bermejo y la fiscal Delgado.

Algunos dicen que la ética es una forma muy subjetiva de interpretar las conductas, y si se está de acuerdo con esta teoría, cada uno puede, como parece que es el caso, construirse una ética a la medida de su conciencia.

Lo cierto es que, siguiendo con las coincidencias y casualidades, Garzón parece que es el juez de guardia para los asuntos que más interesa al gobierno y sabe acompasar los ritmos y los tiempos a las oportunidades políticas.

Sería bueno que los socialistas no fuesen desmemoriados y recordasen que, como la cabra siempre tira al monte, este juez puede regresar a su manía de recuperar temas judicialmente dormidos si en algún momento se considera desairado en sus pretensiones políticas.

Ya estuvo en la política (fue número dos de Felipe González) y regresó a la judicatura para cobrarse por sí mismo una deuda impagada del nunca señalado nominalmente señor X.