Restaurante Di-vino, Valdeláguila, 7, Segovia tel.921461650 www.restaurantedivino.com
lunes 07 de mayo de 2007, 10:06h
La oferta, en Segovia, sigue siendo de mucho cochinillo, cordero, chuletón, torreznos. Todo recio, castellano, buen vino de la Ribera del Duero o del Duratón. José María es un buen ejemplo, con incorporaciones notables y el hallazgo del vino de la casa, orgullo del propietario. Pero, tras los cándido, los duque, etc., hacía falta una oferta alternativa en los fogones segovianos. Maracaibo es un buen intento; la Concepción, en plena Plaza Mayor, otro, como la (buena) cocina del hotel Los Arcos. Hace algo menos de tres años, en un caserón histórico, cercano a la catedral, surgió Di-Vino, de la mano de un sumiller notable, Lucio del Campo, que se anuncia a sí mismo como ‘nariz de oro 2002’.
Da la impresión de que Lucio ha invertido hasta la camisa en la rehabilitación –notable, con un toque algo excesivo—del meritorio local, agradable, precedido por un concurrido bar. Una buena carta de vinos y un menú demasiado reducido son una característica de la casa, que cuenta con un servicio tan atento como el que representa el joven Ignacio Monclús, que entiende mucho más de lo que parece de vinos y puros. El propio Lucio te atiende con esmero y te enseña el local, ‘su’ local –tiene otro, con menores pretensiones--, con orgullo legítimo.
Aunque con escasas posibilidades, el menú resulta agradable, los inventos del joven cocinero David Martínez correctos y el trato exquisito. El tataki de atún rojo, notable. Y un risotto con setas y trufa, inmejorable. El brownie de chocolate, algo seco. El precio, con un vino medio (César Príncipe 2004, de Cañamero), en torno a los cincuenta euros por persona.
Merece la pena cuando te cansas del cochinillo, definitivamente. Al menos, probar una vez.
Calificación:
Ambiente, 8 (holgado, mesas no abigarradas), servicio, 8 (atención muy personalizada), comida, 7 (carta excesivamente corta, pero honrada)
Si (
No(
