Alucinaciones gratis y castigos para los fumetas

De pronto me di cuenta de que me había convertido en un marciano. No se me había ocurrido leer la prensa del día, antes de desplazarme a un acto de la candidata del PP a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en el barrio de Arganzuela, en el que presentaba ante personas mayores sus promesas electorales para este sector de la población al que todos reconocen que lo dieron todo y se sacrificaron para que el resto de los ciudadanos esté como está,  pero no una pensión digna después de tantos años de vida.

Por esa razón, cuando el secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, se dispuso a hacer declaraciones en la entrada del mitin de su presidenta pensé,  no en el engorro de tener que redactar dos crónicas en vez de una, sino que “estos chicos alucinan cuando ven alcachofas con emblemas de medios de comunicación”, a pesar de la hora: las 12 del mediodía. Sentí lo mismo cuando me enteré, ese mismo día, que Juanjo Güemes daba una rueda de prensa en sede propia, la de la calle Génova, para comentar la actualidad política. Esta cita tenía más delito porque la hora fijada, las 11 de la mañana, es poco propicia para alucinaciones.

Todas estas sensaciones se produjeron antes de conocer la que había montado el ex presidente de la CNMV, Manuel Conthe, al informar de la existencia de un dossier en el que se pone verde a no sé que alto personaje de la banca privada española. Por lo que se puede deducir de lo conocido, los redactores del trabajito están en el bando contrario (político, mediático, financiero o de otro tipo) del señor investigado. Dicen que el bueno/malo estaba a las órdenes del que dirigía la Oficina Económica de Presidencia del Gobierno y que el malo/bueno es “amigo de mis enemigos”.

Al final, tanto alucine declarativo tiene que ver con que el personaje señalado es Miguel Sebastian, quien tras dejar La Moncloa  se trasladó a Madrid para convertirse en el candidato del partido de Zapatero a la Alcaldía de la capital. Ahora es contrincante directo del PP y por eso hay que ir a por él, aunque lo publicado parece retratar comportamientos golfos pero legales en un mundo como el de los negocios en el que no se conoce si hay transparencia pero sí que cada uno tiene el dossier del otro.

Este alucine con realidades que sólo alarman cuando salen a la luz me ayudó a desconectar del anterior desquicie mental, en el que aparecían lideres políticos compungidos porque Simancas y Esperanza podrían desaparecer del mapa metropolitano. Con anterioridad, había sufrido visión doble y percepciones extrañas al ver entre tinieblas a un grupo de brujos que descifraban un mensaje que decía “Espejo de lo que somos”.

Tanta alucinación me trasladó al sábado anterior, a la manifestación de varios miles de madrileños demandantes de la legalización de la marihuana. Gritaban contra las multas que machacan a los fumetas. Nadie les prohíbe fumar cannabis, porque la ley no lo dice, pero los polis les pueden dar una papeleta para el sorteo del castigo por llevar esta droga blanda. Nada más y nada menos que 300 euros.

Si los señores que preparan el dossier del contrario se dedicasen, en vez de a provocar alucinaciones a los demás, a corregir los golferíos y sancionarlos por ley sin tanto escándalo por lo que hacen los demás, quizá entenderían que, incluso en campaña electoral,  lo escandaloso, desde el punto de vista moral, sirve poco para ganar votos y, en todo caso,  sólo ayuda a levantar una nube de humo que  quizá pretenda tapar algo que no quieren que se vea. Ya que hablamos de humo, por qué no se atienden de una vez las reivindicaciones de las asociaciones cannábicas.

“Libertad para María”, gritaban los manifestantes que pedían su petita sin sanciones. Todavía no sabían lo de Conthe, Sebastián y lo de los demás que le piden que se arrepienta.  Que se meta entre pecho y espalda un canutito de María y diga luego si no es mejor esto que alucinar con sustancias irreales e inventadas en la mayoría de los casos.