Crónicas estivales (y VIII): Se acabó el pastel
miércoles 25 de agosto de 2010, 12:49h
Ahora sí que sí. Esto ya no tiene remedio. Aunque le queden aún dos días más, el domingo se da por concluído agosto y comienza el masivo éxodo de las playas. Matalascañas, Chipiona, Punta Umbría, Rota. Sanlúcar, El Puerto, Isla Antilla, Mazagón, El Rompido, El Portil, Chiclana, Los Caños, Conil, Zahara ven como desaparecen como por arte de magia los miles de veraneantes que durante los meses de julio y agosto han abarrotado sus apartamentos, playas y chiriguitos y recobran poco a poco su anormal normalidad. Como uno ya lleva más de una semana aguantando los calores sevillanos, estoy como los cazadores, apostado en las esquinas esperando la llegada de los veraneantes con una sonrisa que me llega de oreja a oreja. Es verdad que estos primeros días se nota una diferencia evidente entre los que han disfrutado de agosto en la playa y los que no. Una diferencia cromática. Los primeros vienen todo morenitos y se colocan las camisas y los polos blancos para resaltar su bronceado, los que nos quedamos aquí seguimos con las camisas de manga larga para que no se nos descubra el "moreno agromán" que dibuja un triángulo en le cuello y un espectacular corte en el bicep. Por el contrario, ellos llegan con la cara más larga que el pivot del CajaSol y con un humos de perros, mientras nosotros no dejamos de darles puyas y mantenemos nuestra socarronería presta al regate en corto. Pero todo es cuestión de días. En dos semanas volveremos todos a estar igualados.
Y como ésto se acaba, va siendo hora de retomar la crítica política, abandonada durante todo el mes de agosto. Los que aterrizan en Sevilla el sábado se toparán con la sorpresa de que Monteseirín sigue haciendo de las suyas, que no ha descansado ni en agosto y que las Setas de la Encarnación siguen adelante como si las regalaran en el mercado. Para colmo, ese inicio de la Vuelta Ciclista a España puede poner la ciudad patas arriba si se cumple la amenaza de la Policía Municipal de hacer huelga. Y aunque no la haya, ya saben el Paseo de Colónn estará cortado todo el fin de semana y ni se le ocurra coger el coche el sábado porque entre la vuelta de los veraneantes y la otra Vuelta, entrar en Sevilla puede convertirse en algo demencial. Es decir, que todo sigue igual que cuando usted se fue a la playa con la familia.
Lo que sí ha cambiado en este mes de agosto ha sido la residencia de Griñán llamadme Pepe. En septiembre, el presidente de la Junta ya no podrá quejarse de falta de espacio. él y Mar Moreno y toda su cohorte de funcionrarios ya estarán colocados en el Palacio de San Telmo y disfrutarán deamplios salones con lámparas de diseño y marmol de Carrara, aunque después no haya dinero para pagarles (no a ellos, sino a los funcionarios) ni para acabar la SE-40. Es decir, más de lo mismo. El paréntesis veraniego sólo ha servido para adormilar a los políticos, pero no se preocupen que volverán con renovadas fuerzas a dar el mismo por saco que siempre. O peor aún. Por cierto, recuerdenme que tengo que volver a mandarle a la Oficina del Portavoz mi solicitud de entrevista a Griñán llamadme Pepe, a ver si estas vacaciones en el norte de España han modificado algo su carácter y este nuevo curso político es capaz de concederme unas declaraciones para Andalucía Crítica, aunque yo no sea de la cuerda y no me dé las mismas exclusivas que a El País. Uno sabe de sobra dónde está, aunque los socialistas sigan sin aprender que en Andalucía también hay libertad de opinión y una incipiente democracia que parece que comienza a consolidarse. Todo es cuestión de irse acostumbrado a poder ir perdiendo un poder que han detentado, eso sí son el apoyo de los sumisos votantes andaluces durante más de tres décadas. A lo peor se les está acabando el chollo. Ya veremos.