Muchos de nosotros somos hijos de emigrantes. Nuestros padres salieron del pueblo a la ciudad en busca de una vida mejor para toda la familia. Medio siglo después, la antigua casa del pueblo y, quizás, el pequeño terreno de los abuelos, son hoy la tabla de salvación de muchos de los hijos de aquellos padres o abuelos que un día dieron el salto a la metrópoli, y cuyo gesto hoy imitan sus hijos, sus nietos, pero en sentido contrario.
Si, hay urbanitas que van al pueblo sólo los fines de semana, quizás movidos por un imparable deseo de huir de la polución, el estrés y la rutina y, al mismo tiempo, reencontrarse con la naturaleza, pero muchos otros han visto en el pueblo su auténtica tabla de salvación ante esta crisis que promete estar aún unos cuantos
años entre nosotros.
Con todo, el problema de la despoblación persiste en el campo español y amenaza con hacerse endémico si, de una vez por todas, no se adoptan medidas para acabar con él. Según datos estadísticos, un 75% del total de los municipios españoles tienen menos de 2.000 habitantes y en ellos sólo vive un 7% de la población. Como consecuencia de esta despoblación, nuestro sector agrícola y ganadero, sufren lo que los entendidos denominan “quiebra técnica”, hecho que, por ejemplo, avala el dato de que la renta agraria registrara en 2009 una caída interanual del 5,6%
Plan
La pequeña población oscense de Plan fue, posiblemente, el aldabonazo previo y necesario para que nuestras tranquilas conciencias urbanas despertasen. Fue hace 25 años, el 3 de enero de 1985, en el bar Casa Ruché, cuando, tras ver en televisión la película "Caravana de Mujeres" (1951), de William A. Wellman, trece hombres solteros decidieran incluir un anuncio en la prensa solicitando mujeres para casarse. Dos meses después, en marzo, se formó la primera de estas “caravanas” de mujeres que han venido recorriendo periódicamente , a lo largo de estos años, la geografía española.
Al margen del revuelo mediático que esa primera propuesta desencadenó y de que el nombre de Plan sonase en más de medio mundo, 25 años después, las cosas no parecen haber cambiado demasiado ni siquiera en esa pequeña población enclavada en el valle del Gistau, dentro de la comarca de Sobrarbe.
Plan tenía entonces sólo unos 200 habitantes y esos días acogió a unas 10.000 personas. En las caravanas que se organizaron hasta 1989 se casaron unas 40 parejas pero, hoy en día, hemos sabido de boca del propio alcalde de Plan,
José María Fantova (por cierto, uno de los organizadores de la caravana) que sólo son cinco los que actualmente viven en Plan, ya que la mayoría se fueron a vivir fuera.
Hoy, la comarca de Sobrarbe sigue siendo una de las más despobladas de Aragón, con poco más de 7.000 habitantes, dos por kilómetro cuadrado.
No son fáciles, desde luego, las soluciones al problema, pero éstas pasan más que por fomentar las “caravanas” de mujeres por poner en práctica políticas de desarrollo rural - singularmente dirigidas a la incorporación de jóvenes y mujeres- , capaces de conseguir un desarrollo sostenible, y eso debe implicar la acción decidida de todos los gobiernos: nacional, regionales, provinciales y locales