El Príncipe don
Felipe sustituía la semana pasada al rey don
Juan Carlos en los actos oficiales por la baja médica (se rompió la cadera, como todos sabrán, durante un safari en África, donde cazaba elefantes), y este lunes ha tenido también que dar la cara en la
entrega del Premio Cervantes. Pues bien, con lo que no contaba nadie es que el hijo del monarca pagara los platos rotos de la polémica cacería, ya que hasta ahora los apoyos eran unánimes hacia el heredero.
Hay que decir que estos pequeños abucheos que vamos a contar fueron minoritarios, y tuvieron lugar a su llegada al Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. Algunos trabajadores públicos que protestaban por sus condiciones laborales aprovecharon que las autoridades llegaron juntas para lanzar algunos silbidos, abucheos y gritos. También es preciso señalar que el presidente
Rajoy y la madrileña
Esperanza Aguirre acompañaban a la comitiva, y la protesta era más política y social que otra cosa hacia las reformas y recortes gubernamentales. Pero sí, también hubo alguna referencia a la monarquía. Fue minoritario, pero no por ello deja de ser noticiable.
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El Premio Cervantes más extraño: no estuvo ni el premiado ni el Rey